En busca del modelo cameral
La intención del Gobierno de limitar (en enero de 2013) las aportaciones financieras de las empresas a las Cámaras de Comercio ha reavivado un encendido debate sobre el futuro de este tipo de instituciones, que en buena parte entra en colisión con las funciones de la CEOE. El debate se ha cobrado incluso la figura del presidente del Consejo Superior de Cámaras, Javier Gómez Navarro, pese a su predicamento en los círculos políticos y económicos cercanos al Ejecutivo y a su gestión al frente del organismo. La imposibilidad de lograr flexibilizar la posición gubernamental, así como la obligada necesidad de acometer un severo ajuste de las estructuras de las Cámaras en toda España, ha provocado su renuncia.
La revisión del modelo de las Cámaras, en el que se determine a quién representan, ante quién y para qué, está sobre la palestra desde hace décadas, y ha generado todo tipo de confrontaciones con la CEOE, que ostenta la representatividad empresarial en materia de relaciones laborales, industriales y políticas. Las Cámaras, hasta ahora muy apegadas institucionalmente a la Administración de turno, tienen ante sí el reto de buscar sitio en la representatividad territorial y en la prestación de servicios muy concretos, sobre todo los de carácter comercial y de ayuda a la formación.