El bochorno de General Electric
En EE UU persiste la indignación por las cuentas de la emblemática corporación. El New York Times le acusa de evitar la declaración de impuestos de 2010. Tampoco han faltado las bromas en torno a un reembolso.
"G.E. deja al recaudador de impuestos con las manos vacías". Con ese titular abría el New York Times, hace tres semanas, la noticia que ha desatado la ira de muchos contribuyentes norteamericanos. El prestigioso diario se mostraba sorprendido por los beneficios reportados en el ejercicio anterior y denunciaba el impago de impuestos en 2010. El macroconglomerado, por su parte, negaba la mayor y justificaba que su contribución ese año había sido menor debido a fuertes perdidas en su unidad financiera durante la crisis.
Poco después, la reputada agencia de noticias American Press distribuía por todo el planeta un comunicado de General Electric en el que declaraba haber recibido un reembolso fiscal por valor de 3.200 millones de dólares (2.210 millones de euros), el cual pensaba entregar al Gobierno Federal como "regalo". Era la gota que colmaba el vaso. El debate estaba servido en los principales periódicos y "late night shows" de masas. Algunos miembros del Partido Republicano han llegado a señalar a Obama como principal responsable, dado que Jeffrey Immelt, el presidente de la empresa, es al mismo tiempo consejero de Trabajo y Competitividad del Gobierno.
El propio Immelt ha asegurado recientemente que la compañía intenta mantener su aportación tributaria lo más baja que puede, empleando recursos legales. "Nuestras tasas impositivas serán más altas en 2011", comentó en el Club Económico de Washigton. "Lo hacemos de forma obligatoria, no hay excepciones". La redacción del Washington Post cree que sus respuestas son válidas, pero consideran desafortunado el modo en el que la compañía ha atajado el asunto desde el primer momento.
De hecho, el comunicado sobre el reembolso fiscal ha resultado ser falso. Un grupo de activistas reivindicaba hoy la autoría del escrito. El colectivo, denominado "The Yes Men", tiene como fin la "corrección de identidades", según explica en su web. "Nos hacemos pasar por canallas con la intención de humillarlos públicamente. Nuestros objetivos son los líderes y las grandes corporaciones que ponen los beneficios por encima de todo lo demás". Andrew Boyd, uno de sus miembros, ha calificado de "poco patriótica, antidemocrática e injusta" la actitud de General Electric. "Podrá ser legal, pero es inmoral", zanjaba.