Sube la fiebre de las compras en las 'telecos'
Las operadoras han anunciado adquisiciones por 43.400 millones de euros desde mediados del mes de marzo.
Algunas de las grandes operadoras mundiales de telecomunicaciones han entrado en un auténtico proceso de efervescencia de adquisiciones a lo largo de las últimas semanas. Vistas las cifras, ha sido casi una súbita subida de la fiebre corporativa. Desde mediados de marzo, las compañías del sector han anunciado adquisiciones por un valor superior a 62.500 millones de dólares (unos 43.400 millones de euros). Además, se han cerrado otras compras millonarias, anunciadas anteriormente, como es el caso de la integración de Qwest por CenturyLink, valorada en más de 12.000 millones de dólares, y en los próximos días se pueden cerrar las adquisiciones de la polaca Polkomtel y de la serbia Telekom Srbija, que en su conjunto podrían superar los 8.500 millones de dólares.
En estas circunstancias, queda claro que el dinero está fluyendo en la industria. Y las operaciones se están extendiendo por todos los continentes. El movimiento más ambicioso fue el protagonizado por AT&T, que anunció un acuerdo para comprar T-Mobile USA, la filial estadounidense de Deutsche Telekom, por 39.000 millones de dólares. La compra ha sembrado una gran polémica en EE UU porque supone la desaparición de uno de los cuatro grandes operadores móviles nacionales.
Para recibir el visto bueno de las autoridades reguladoras, AT&T ha señalado que con T-Mobile USA mejorará los servicios y dispondrá de más bandas de espectro radioeléctrico para aumentar las inversiones en el despliegue de la tecnología LTE, estandarte claro de la 4G. Un guiño claro a la obsesión de las autoridades estadounidenses de extender la banda ancha por todo el país a toda cosa.
Pese a esa incertidumbre, AT&T ha contado con el respaldo del mundo financiero. JP Morgan concedió un crédito puente de 20.000 millones para financiar la compra. El crédito se ha sindicado posteriormente, dando entrada a entidades como Bank of America, Barclays, Citigroup, BNP Paribas, Credit Suisse, Deutsche Bank, Goldman Sachs, Morgan Stanley, RBS, UBS y Wells Fargo, en un síntoma del respaldo inversor a la compra.
En Europa, el movimiento corporativo más relevante ha sido la compra, por parte de Vivendi, del 45% que Vodafone tenía en el operador francés SFR, con lo que elevará su participación al 100%. Vivendi, que ha contado con los recursos obtenidos por la venta de su participación en NBC Universal, va a pagar 11.000 millones de dólares. En algunos medios se ha bromeado con que el grupo ha revivido la euforia de compras vivida en la era de Jean Marie Messier, cuando se destinaron a adquisiciones más de 70.000 millones. Ahora, Vivendi ha defendido la compra de SFR indicando que impulsará el desarrollo de nuevos servicios para los usuarios.
Pero si Vodafone por un lado ha sido vendedor, por otro ha sido comprador. La compañía llegó a un acuerdo para comprar un 33% de su filial india Vodafone Essar, con un desembolso de 5.000 millones. La cifra podría incrementarse dado que Essar, el grupo vendedor, podría pedir otros 600 millones o 700 millones. La próxima operación de Vodafone podría ser la salida de la citada Polkomtel, de la que tiene un 24%. Y es que la compañía británica quiere deshacerse de la mayoría de participaciones de empresas de las que no tiene el control.
En Latinoamérica, el mercado está también muy caliente. El pasado jueves, Televisa irrumpió en el negocio móvil mexicano retando a América Móvil y a Telefónica, con la compra de un 50% de Iusacell por más de 1.600 millones de dólares. Con anterioridad, Portugal Telecom se hizo con un 25% de la brasileña Oi (que a su vez ya se ha hecho con un 3% de la operadora lusa, con intención de elevar esa participación) por 5.000 millones. También América Móvil ha entrado en esta fiesta, al adquirir las filiales de Digicel Group en Honduras y El Salvador, mientras que esta última se hizo con la división en Jamaica del grupo de Carlos Slim.
En busca de negocios
La cuestión es por qué las compañías han decidido emprender esta estrategia. Entre los principales motivos, sin duda, está el objetivo de las empresas de entrar en nuevos mercados, especialmente en países emergentes, donde las previsiones son más positivas que en los países desarrollados, donde el crecimiento se está estancando por culpa de la madurez, así como de la competencia, que está impactando en los precios. Y aquí uno de los ejemplos más claros de los citados es Vodafone, que quiere ganar presencia en la India, país que en los próximos años puede llegar a los 900 millones de usuarios de móvil.
De igual forma, otros grupos aspiran a competir en negocios que hasta ahora no formaban parte de su actividad habitual. El caso de Televisa es notorio, porque quiere aprovechar su fortaleza en el mundo de la televisión para hacerse fuerte en los móviles.
Ahora, las quinielas se centran en los futuros movimientos. En la industria se apuesta por el avance de grupos de países asiáticos como Etisalat o Bharti, e incluso de operadoras rusas. Hay quien no descarta que intenten alguna aventura en Europa.
Eso sí, la barrera que todavía no se rompe en Europa es la de las fusiones entre antiguos grandes monopolios. Tras el anuncio de la compra de T-Mobile USA por AT&T, diversos observadores indicaron que en el Viejo Continente deberían tomar nota y facilitar la integración. No es fácil. Una de las hipótesis más extendidas es un acuerdo entre Deutsche Telekom y France Télécom, que ya han integrado filiales en países como Reino Unido (y podrían hacerlo en otros). También se habla de una ampliación de la presencia de Telefónica en Telecom Italia. Aun así, estas operaciones deberán salvar las todavía grandes reticencias de los Gobiernos, que no quieren dejar en manos foráneas el control de un sector tan estratégico como las telecos.