Hace tiempo que la banca portuguesa prevé el rescate
Abierta la veda, agencias de rating, analistas y comentaristas hacen cola para reafirmar sus posiciones ante lo que parece inevitable. El rescate de Portugal llegó finalmente un miércoles por la noche, pero desde hacía semanas Europa se preguntaba si sería éste el día. Cuando la comunidad financiera asume un hecho suele dar igual si tiene o no razón; sus profecías se suelen acabar cumpliendo. Si falla el mercado se sorprenderá, los inversores correrán a reposicionar sus carteras y los analistas explicarán por qué no se ha producido.
La negativa de los bancos, revelada el lunes por un diario local, a seguir comprando deuda, parece haber sido la última vuelta de tuerca, al eliminar, teóricamente, un fiel comprador del papel público. La noticia publicada por Jornal do Negocios y citada por El País, indica que la banca, cuya calificación financiera ya ha sido recortada, no quiso seguir asumiendo una deuda que también tiene menores ratings con los test de estrés en el horizonte.
Los datos, sin embargo, sugieren que el sector financiero luso hace tiempo que juega con la idea del rescate, y que empezó a soltar lastre hace más de medio año. Si se observan los datos del Banco Central Europe, las entidades portuguesas llevan reduciendo posiciones en deuda pública desde agosto. Han recortado en torno al 16% sus tenencias, unos 4.000 millones. Las cifras no detallan si se trata de deuda lusa o de otros países, pero en el gráfico se observa cómo éstas se dispararon durante la crisis (se multiplicaron por cinco) antes de empezar a caer.
Este cierre de posiciones en deuda no se ha producido, por ejemplo, en España, donde la banca compró masivamente bonos durante 2009 pero dejó de hacerlo en 2010, según el BCE. De hecho la participación de la banca doméstica en las tenencias de bonos domésticos se ha reducido, con los datos del Tesoro.
La cotización de los CDS en niveles superiores a los de Irlanda, los tipos a cinco años por encima del 10%, la parálisis política... y ahora la retirada en público del respaldo de la banca, que en privado hace tiempo que vende deuda.
En cualquier caso, aunque se vista de porcentajes y números económicos, los rescates y las negociaciones con Europa tienen un elevado componente político. Portugal estaba tocada, se hundió a sí misma en sede parlamentaria (habrá que ver si el Parlamento que tumbó los planes de Sócrates acepta los más draconianos de Merkel) y en la última semana noticias como la antes citada pusieron su granito de arena.