Iberia aprende a ser multinacional
En la España endogámica y pueblerina de la mitad del siglo XX, Iberia fue su empresa más viajera y también la marca nacional más conocida allende las fronteras.
Pero este natural trotamundos, e incluso internacional, no era en ningún caso sinónimo de multinacional. Su carácter público y, sobre todo, el convencimiento de las distintas y sucesivas Administraciones de que la entonces aerolínea de bandera era algo similar al coche oficial, pero con capacidad de volar, transformaron a la empresa en "algo muy nuestro".
La condición de emblema nacional se convirtió en una pesada carga para Iberia cuando le llegó el inevitable momento de la transmutación que obligaba a abandonar su pasado de compañía local, para pasar a formar parte de un proyecto aéreo global. Y ello a pesar de que a mediados de la década de los noventa ya estaba escrito quiénes habrían de ser sus compañeros en este viaje transnacional. El miedo a salir de casa, el complejo de inferioridad del que se siente perdedor si abandona su protección o el temor a ser engullida contribuyeron a hacer del proceso de fusión con British Airways, y de alianza estratégica con American Airlines, una historia interminable.
A Antonio Vázquez, el actual presidente de Iberia y de IAG, no se le debe atribuir todo el mérito de la conseguida integración. Pero sin el arrojo que ha mostrado para llamar a las cosas por su nombre, tal vez a estas alturas todavía estaría deshojando la margarita. La fusión de Iberia y British Airways es un hecho oficial desde hace poco más de dos meses y la asociación con American se remonta a un semestre. Sin embargo, los trabajos de integración efectiva en ambos casos acumulan una experiencia de un año. Con la perspectiva de este tiempo cabe afirmar (al menos así se aprecia desde fuera de la compañía) que eran infundados los temores pasados, que auguraban que la empresa sería fagocitada.
La búsqueda de sinergias se ha convertido en la prioridad
Dando lo mejor de sí mismos, un grupo de ejecutivos de Iberia se han incrustado en las recién creadas estructuras de IAG y de la llamada JB (la empresa conjunta para el Atlántico Norte de Iberia, American Airlines y British Airways) dispuestos a hacer valer el pacto "entre iguales" que se arrancó en las negociaciones de integración, cuando, en realidad, la fuerza que aporta la aerolínea española es sensiblemente inferior a la de sus socias.
Durante los 12 meses transcurridos, detectar y obtener sinergias se ha convertido en el principal objetivo a ras de suelo de las integraciones. Iberia, British y American han puesto en marcha un programa de colaboraciones entre las que destacan las siguientes iniciativas:
l Incremento de frecuencias y sincronización de vuelos. Los socios se han puesto de acuerdo para no solapar sus horarios cuando coinciden en una misma ruta y, a la vez, ofrecer un mayor abanico de frecuencias a sus clientes.
l Coordinación de actividad en los hubs principales. Se busca la máxima colaboración en la coordinación de la actividad en los aeropuertos de Chicago, Nueva York (JFK), Los Ángeles, Miami, Londres-Heathrow y Madrid-Barajas, donde los aliados tienen sus centros de conexiones.
l Pacto de programas de pasajeros frecuentes. Se cruza la obtención de puntos en todos los vuelos.
l Coordinación de precios. Iberia, British y American han definido unas tarifas que son idénticas siempre que se utilicen servicios similares.
l Solidaridad de las redes de ventas. Todos los distribuidores de productos de una compañía venderán los de sus aliadas.
l Unificación de herramientas informáticas. Los socios intercambian instrumentos informáticos y eligen las mismas herramientas a la hora de analizar los parámetros de su actividad y en el momento de presentar su oferta comercial a los clientes.
l Coordinación de páginas web. En las páginas web de cada socio se podrán comprar todos los productos de sus aliadas.
Cada día que pasa, Iberia teje nuevos vínculos operativos con British y con American. Los recelos iniciales dan paso al conocimiento mutuo, a la colaboración y a la integración.
En pocos meses, toda la organización de la antigua compañía española de bandera habrá tenido que aprender a ser multinacional.