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A fondo

Otro duro golpe para el sistema

El fracaso en la fusión a cuatro bandas de Banco Base abre una nueva brecha en la credibilidad del sistema financiero español, pero sobre todo coloca al supervisor bancario, muy cuestionado en los últimos meses por haber actuado a destiempo en la reestructuración de las cajas de ahorros, otra vez en la picota. En el sector financiero se critica que, mientras que el Banco de España se ha pasado de frenada al imponer unos criterios demasiado estrictos de solvencia a bancos y cajas, en el duro enfrentamiento mantenido entre la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) y Cajastur, que ha terminado por hacer saltar por los aires la constitución de la tercera entidad de ahorro por tamaño, no ha tenido la suficiente mano dura. Reproches que también se realizan desde diferentes frentes políticos o desde los sindicatos presentes en las cajas.

A pesar del tenso tira y afloja de la última semana, periodo en el que se ha intentado salvar este proyecto in extremis, y de las continuas advertencias del Banco de España de intervenir ambas entidades si no daban su brazo a torcer, el órdago del supervisor le ha hecho, al final, perder la partida.

La ruptura entre CAM y Cajastur llega, además, en un momento extremadamente delicado, en el que el sector financiero empezaba a recuperar la confianza de los inversores extranjeros y España había conseguido desvincularse del resto de mercados periféricos que, como Portugal, vuelven a estar en el punto de mira como posible destino de un nuevo rescate por parte de la Unión Europea.

"El primer impacto negativo va a ser ante los mercados internacionales, que llevan tiempo insistiendo, junto con el Fondo Monetario Internacional, en que el flanco débil de España son las cajas de ahorros. Han reclamado fusiones y que estas fueran fuertes", asegura Robert Tornabell, profesor de banca y finanzas y ex decano de Esade. Aun así, reconoce que la labor del supervisor en este campo de batalla, que se ha librado entre los intereses políticos locales y regionales y la encarnizada lucha de poder entre los gestores de las entidades, no es fácil. "Era torear un Miura, en una plaza con 45 entidades antes y 17 ahora. Hay intereses de las autonomías, regionales, de poder...", concluye.

Pero el principal escollo ahora es cómo el supervisor consigue volver a poner orden en este rompecabezas. Y en tiempo récord: el 14 de abril es el plazo para dar el visto bueno a los planes de recapitalización presentados por las cajas, pero la CAM tiene hasta el 28 para presentar su nuevo proyecto.

En el sector consideran que la alternativa más probable es que el Banco de España decida intervenir la CAM, una medida que, como sucedió en Caja Castilla La Mancha (CCM) y Cajasur, lograría evitar el pánico entre los depositantes de la entidad y ganar algún tiempo para buscar un socio adecuado para la caja alicantina.

Otra opción es escindir la CAM, separando los activos de buena calidad de los malos, para su posterior venta por partes o plantear su unión a otro de los SIP de cajas ya constituidos. Unas soluciones que, sin embargo, podrían generar más tensión en el sistema, sobre todo tras las dudas generadas sobre la situación actual de las cuentas de la CAM, y aumentaría el riesgo de contagio a otras entidades.

Pero al margen de la salida que se tome en este laberinto, el sistema financiero español vuelve a estar tocado.

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