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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Ordóñez tiene la palabra (otra vez)

El rechazo de las asambleas generales de Cajastur, Caja Extremadura y Caja Cantabria a ceder sus activos y pasivos a Banco Base hace descarrilar el proyecto destinado a crear, junto con Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), la tercera caja de ahorros de España. Las necesidades extraordinarias de capital de la CAM han sido determinantes para el rechazo de sus socios a integrarse en un sistema institucional de protección, y dejan la decisión última sobre el futuro de la caja alicantina en manos del Banco de España. Independientemente de la reactivación de Banco Base, pero con una formulación diferente a la diseñada hasta ahora, la CAM no puede caminar sola. Sus necesidades de capital (que podrían superar los 2.000 millones) dificultan un proyecto en solitario, a solo un par de semanas de que el supervisor disponga cómo debe recapitalizarse cada entidad para sanear de una vez por todas la parte más débil del sistema financiero nacional.

El Banco de España tiene varias opciones, pero no dispone de todo el tiempo del mundo. Como ya se encargó de dejar claro en la noche de ayer, quiere soluciones inmediatas. Una fusión alternativa con otra caja o la entrada en escena de un comprador bancario pondrían punto y final a esta rocambolesca historia.

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