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Jaime Cabrero - Presidente del Consejo de los Agentes de la Propiedad Inmobiliaria

"Los colegios deben virar hacia prestadores de servicios"

Recién elegido en su cargo, Jaime Cabrero representa a una profesión con una experiencia a sus espaldas que en este momento resulta más actual que nunca: salir adelante sin colegiación obligatoria.

"Los colegios deben virar hacia prestadores de servicios"
"Los colegios deben virar hacia prestadores de servicios"

Jaime Cabrero se disculpa por la avalancha de documentos -faltan apenas unas horas para que concluya el plazo de presentación de una demanda- que invade la sala de reuniones de su bufete en Madrid. Abogado en ejercicio y agente de la propiedad inmobiliaria (API), Cabrero es un ejemplo de la dualidad académica y profesional que caracteriza a estos profesionales. "Entre un 60% y un 70% de los API tienen dos títulos. Hay muchísimo API arquitecto, API abogado, API aparejador. El que tiene un establecimiento a pie de calle probablemente puede vivir únicamente de esta actividad, el resto, no". Como colofón de sus palabras, el recién elegido presidente del Consejo General de los Colegios Oficiales de los API dibuja un perfil medio de colegiado: un licenciado en Derecho, Arquitectura o Arquitectura Técnica con un rango de edad de entre 30 y 40 años.

Cuando se le pregunta cómo está afrontando la profesión este mal momento -dado el desplome de operaciones en el sector inmobiliario-, Cabrero puntualiza cuidadosamente. "No es la profesión la que pasa un mal momento. Hay operaciones todos los días. Todos los días la gente se divorcia, todos los días finalizan contratos de arrendamiento, todos los días la gente se independiza y todos los días se producen matrimonios. El problema es que una vez que se encuentra la vivienda adecuada el banco no concede la hipoteca o bien la concede -y creo que esto hay que denunciarlo- supeditada a la compra de una vivienda que forme parte de sus activos inmobiliarios". En el extremo opuesto, apunta, el mercado de oficinas vive un momento de gran movimiento. "Hay edificios enteros que antes podían estar en 20 millones y ahora se venden a 16 o 17. Se están haciendo operaciones a mejores precios que nunca".

Al contrario que la mayoría de las profesiones colegiadas (pendientes de lo que resuelva la futura Ley de Servicios Profesionales) los agentes de la propiedad inmobiliaria no temen la colegiación voluntaria: llevan 11 años experimentándola. "Hasta el año 2000 solo los agentes colegiados y titulados podíamos acceder a las operaciones inmobiliarias de intermediación. En esa fecha un decreto de liberalización permitió que cualquier persona pudiese ejercer la profesión sin necesidad de título específico ni de realizar la oposición", señala.

Cabrero no se anda con rodeos a la hora de calificar aquella medida. "Fue un intento de destruir la profesión, pero sobrevivimos. Se supone que la liberalización buscaba un descenso del precio de la vivienda y fíjese lo que ocurrió de 2000 a 2007: la mayor subida de la historia". Tras unos años de descenso de colegiados, se produjo un efecto rebote. "Ahora tenemos altas en el colegio, gente que quiere someterse voluntariamente a un código deontológico, contar con un seguro de responsabilidad civil, asesoría jurídica y formación gratuita, un programa que se llama Tasapi de tasaciones inmobiliarias y el apoyo de los compañeros", señala.

Pese a todo, hace 10 años los API colegiados eran 3.500, mientras que hoy son alrededor de 1.000. Un millar, eso sí, que pertenecen a la institución porque voluntariamente han decidido hacerlo. "Hay mucha gente que no sabe por qué tiene que estar en un colegio obligatoriamente. Ni la sociedad ni el colegiado lo entienden. Por eso los colegios deben virar hacia sociedades de prestación de servicios al colegiado sin descuidar el control deontológico". ¿Un consejo para otros colegios? "Que no se desmoralicen y apuesten por dar servicios".

Abrir la profesión a la experiencia sin titulación

La escasez de operaciones en el mercado inmobiliario ha obligado a los API a apostar por otras opciones. "Lo que estamos recomendando a los colegiados es que se centren, por ejemplo, en los contratos de alquiler con opción de compra", explica Cabrero.Otra salida que está ayudando al colectivo son las viviendas de protección oficial y acuerdos como el firmado con la EMVS (Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo) de Madrid. "Todos los API comercializan sus plazas de garaje y locales", apunta. También es importante la actividad desarrollada en las tasaciones judiciales. "En Madrid, por ejemplo, todas las que se tramitan en los juzgados de Capitán Haya y son por valor de mercado las estamos haciendo nosotros".Jaime Cabrero es partidario de abrir los colegios a personas con gran conocimiento del mercado inmobiliario aun cuando no tengan un título académico, tal y como se ha hecho en Barcelona. "Hay muchos operadores inmobiliarios que saben muchísimo, pero que no pueden acceder al colegio porque no tienen título", señala.También insiste en que una de las grandes ventajas de la colegiación es la formación que lleva aparejada. "Promovemos la formación con cursos gratuitos o a precio de coste, porque a lo que nosotros nos interesa es que la gente vea la diferencia entre un API y el resto", concluye el presidente del Consejo General de Colegios de los API.

Universidad

Además de los cursos que proporcionan los colegios, hay varias universidades que están promoviendo una formación específica dirigida a administradores de fincas y agentes de la propiedad inmobiliaria. "Hemos participado con muchas ideas y también promoviendo cursos. Cualquier universidad que quiera sacar adelante una iniciativa de este tipo cuenta con nuestro apoyo. Creemos que es necesario que el profesional inmobiliario se forme para dar servicio a la gente", defiende Cabrero.

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