Terracycle llega a España para romper los límites del reciclaje
La compañía transforma todo tipo de residuos en nuevos productos.
En plena euforia por el supuesto éxito de los sistemas de reciclaje oficiales, resulta que hasta el 80% de los productos de consumo acaban en incineradoras y vertederos de medio mundo por falta de tecnología para darles una segunda vida. Dos dificultades mayores tiene el reciclaje tal y como está concebido ahora: se genera excesiva basura y la que se crea está compuesta por materiales demasiado complejos. Algunos envoltorios de alimentos contienen hasta 20 tipos de plástico. Así que por muy buena voluntad recicladora que tenga el ciudadano, o aunque siga subiendo el impuesto de basuras, la mayoría de lo que se tira no puede utilizarse de nuevo.
Así era hasta que al jovencísimo canadiense Tom Szaky se le ocurriera hace nueve años, en su primer año de Económicas en la Universidad de Princeton, dar un verdadero valor económico a la basura. ¿Cómo? Simplemente separándola. "Cuanto más la separas, más valor gana", explica en un vídeo corporativo colgado en Youtube. Cuando él y sus amigos de facultad lograron dar con ese sencillo principio, "operó la magia" y nació Terracycle, compañía que se dedica a tratar uno por uno los residuos, transformarlos en nueva materia prima y a partir de ella fabricar todo tipo de productos. De un cigarrillo, por ejemplo, se extrae papel, tabaco, ceniza y el filtro de plástico. Al final del proceso, miles de cigarrillos se convierten en un par de zapatos.
Semejante empresa necesitaba muchas manos para separar y reunir los residuos. Así que la compañía recurrió a los consumidores a cambio de una recompensa económica simbólica que se entrega a asociaciones sin ánimo de lucro. El proceso es sencillo: darse de alta en su web, llenar una caja de bolígrafos, por ejemplo, e imprimir una etiqueta para su envío por correo a un almacén, de forma gratuita. A partir de ahí, el equipo de expertos y diseñadores de la compañía crea todo tipo de productos.
La compañía vive del patrocinio de multitud de empresas, que han visto en esta iniciativa una oportunidad idónea para situar su imagen de marca medioambiental; de la venta del plástico y de la utilización de su logo por las compañías. En Estados Unidos, el gigante de distribución Wal-Mart vende todos sus productos a partir de desechos y está instalando en cada una de sus grandes superficies contenedores gigantes donde los consumidores pueden reciclar casi todo.
Terracycle llegará a España a principios de abril, donde instalará oficinas en Madrid y dispondrá de un almacén a las afueras de Barcelona. La marca Bic será la primera empresa que se sume. "Queremos ligar la marca a la preocupación medioambiental", explica Gonzalo Barral, director general de BIC en España. La empresa quiere llegar a 2.000 colegios, donde abrirá un programa para reciclar todo tipo de instrumentos de escritura. Por cada bolígrafo recogido, BIC devuelve 2 céntimos de euro, que deben destinarse a una asociación sin ánimo de lucro. Más adelante, la compañía ampliará su programa a las oficinas.
"Desde un punto de vista científico todo se puede reciclar, pero se necesita recoger los residuos uno por uno, y eso es muy difícil, los Gobiernos no disponen de la tecnología para ello. Nosotros sí, y funciona muy bien", explica Szaky por teléfono desde Brasil en pleno viaje de promoción de su compañía. La prueba de que este emprendedor ha dado con la varita mágica es que Terracycle ya está implantada en 13 países y tiene 30 millones de usuarios. Sus ingresos en 2011 alcanzarán los 20 millones de dólares. "Cuando preguntamos a la gente qué les empuja a colaborar, nos dicen que se preocupan por el medio ambiente", añade Szaky.
El éxito de Terracycle está en plena expansión. La compañía abrirá oficinas en Irlanda, Bélgica, Holanda y Suiza en los próximos dos meses. Por el momento, sus productos solo se venden en EE UU.
De simple fertilizante natural a negocio millonario
La historia de éxito de Tom Szaky está siguiendo la misma estela que la creación de gigantes como Apple o Google, con patio de Universidad de Princeton en vez de garaje. A sus 20 años, el universitario Szaky quería crear un fertilizante natural. Estaba en primer curso. Lo logró tras movilizar a un grupo de amigos e inventaron una máquina que convertía desechos orgánicos en fertilizante. Su siguiente paso fue buscar embotellador para todo aquel abono líquido, el más barato del mercado. Coca-Cola, Pepsi y otras marcas de refrescos dieron su visto bueno, previa creación de una licencia, para figurar como embotelladores oficiales. El gigante de la distribución Wal-Mart aceptó comercializar su abono natural en todas sus tiendas.En 2004, cuatro años después de patentar su invento, la compañía facturaba 4 millones de dólares y sus ventas cubrían todo el país. La ingente cantidad de botellas que necesitaban para envasar su fertilizante les empujó a crear brigadas de consumidores, a quienes ofrecían una cantidad de dinero simbólica por reunirlas y enviarlas.Otras compañías cuyos envases no eran reciclables llamaron a la puerta del que todavía era un grupo de estudiantes para deshacerse de ellos. Arrancó entonces su sistema de reciclaje y transformación en nuevos productos y nació Terracycle.La compañía está demostrando que se puede reciclar "absolutamente todo". Tiene su propia cadena de televisión y en Estados Unidos comercializa los productos que fabrica a partir de desechos a través de su página web. La venta llegará a Europa más adelante, aunque aún no hay una fecha.