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Mercado alimentario

Los alimentos, también en subida libre

Los precios seguirán presionados por el crudo, la climatología y la especulación.

El incremento del precio de los alimentos traspasa las fronteras de la inversión, porque sus consecuencias implican a una parte de la población mundial con mínimos recursos para el sustento. Los mensajes de advertencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO) en este sentido son constantes, y calcula que la hambruna alcanza ya a más de 850 millones de personas. Pero las cotizaciones siguen imparables. En el pasado mes de febrero, el maíz, el trigo y el arroz, los tres productos básicos de consumo mundial, subieron por octavo mes consecutivo y alcanzaron nuevos máximos. El azúcar se desligó de este repunte. Las valoraciones se relajaron inmediatamente después, pero han vuelto a repuntar en el último mes, por encima del 10%.

El alza del precio de los alimentos responde entre otras cosas a un cambio de modelo de demanda. Las revueltas políticas en Libia y en el norte de África, han provocado una subida del petróleo, lo cual hace más competitivos a los biocombustibles, que se elaboran a partir de cultivos tradicionales como el cereal o el maíz. Esto, a su vez, tiene consecuencias directas en el coste de combustible para tractores y fertilizantes utilizados para productos agrícolas.

En el incremento de los alimentos influye también el hecho de que cada vez haya menos tierra disponible para el cultivo debido a la urbanización y a la industrialización; la demanda crece -con China y los países emergentes a la cabeza- y la producción cae.

La cotización del maíz, el trigo y el arroz han aumentado por encima del 10% en el último mes

Paralelamente, la maduración de las cosechas depende de las condiciones climáticas. Las inundaciones y sequías han contribuido en gran medida a espolear los precios de los alimentos, y los fenómenos climáticos son impredecibles.

El problema de los precios de los alimentos no es coyuntural. Todos los factores que han contribuido para avivar las cotizaciones de forma reciente, parece que seguirán ejerciendo presión. La FAO reconoció a principios de este mes que los mercados internacionales continuarán muy volátiles, y pronosticó que las subidas se prolongará este año y en 2012. "El aumento de la producción que se prevé para los próximos meses no bastará para mejorar la situación", manifestó. "El riesgo potencial es que el petróleo siga subiendo, y también hay probabilidad de que se repitan inundaciones y sequías", añadió. El antecedente más inmediato que hay en este sentido es la decisión que tomó Rusia el pasado año de prohibir las exportaciones de trigo por la grave sequía sufrida. La cotización se disparó un 60% en los seis últimos meses del ejercicio.

Los informes de los analistas van más allá de la FAO, y pronostican que la subida de los precios de los alimentos se prolongará por años, debido principalmente al crecimiento de la población y a unos mayores ingresos, al bajo rendimiento de las cosechas y al efecto del cambio climático. Los expertos reconocen, por otro lado, que en este mercado existe igualmente un componente especulativo por parte de los inversores.

Hay un fenómeno del momento que impactará en el mercado de los alimentos, y es el terremoto que sacudió Japón hace un par de semanas. Según Citi, los problemas en la central nuclear de Fukushima afectarán a un 5% de los alimentos que se consumen a nivel nacional. Los analistas señalan que algunos productos han sido dañados por el desastre y no están llegando al consumidor. Al mismo tiempo, empresas del sector como Nissin Foods han incrementado en dos dígitos su nivel de ventas en los últimos días, según datos recopilados por Citi. Este valor que cotiza en la Bolsa japonesa ha subido en la última semana más del 2%, avance que ha sacado a la cotización de los mínimos.

Entre las últimas decisiones tomadas por la FAO, está la organización de una serie de seminarios en África, Asia, Europa, Latinoamérica y Oriente Próximo, dónde pretende asesorar a responsables gubernamentales sobre cómo adoptar las decisiones adecuadas en el sector. El objetivo es concienciar a los países de las opciones normativas existentes que pueden frenar el alza de los precios.

Con la mirada puesta en la inversión, los analistas explican que aún hay oportunidades en base a las expectativas que se manejan. Se puede apostar a través de compañías del sector, pero principalmente la exposición se canaliza a través de fondos de inversión o ETF (fondos cotizados). Este tipo de productos combinan inversión en maíz, trigo, soja, cacao, carne vacuna y porcina y café.

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