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El futuro de la vieja Europa

La dimisión de Sócrates deja a Portugal al albur de los mercados

El primer ministro de Portugal, José Sócrates, presentó ayer su dimisión y pidió que se convoquen elecciones anticipadas después de que el Parlamento rechazara su Plan de Estabilidad y Crecimiento, que incluía nuevas medidas de ajuste. La situación deja al país luso a merced de los mercados y eleva la posibilidad de que la UE apruebe un plan de rescate para Portugal. Además, enturbia el Consejo Europeo que se celebra hoy y mañana.

La dimisión de Sócrates deja a Portugal al albur de los mercados
La dimisión de Sócrates deja a Portugal al albur de los mercados

Las posibilidades de que la Unión Europea apruebe un plan de rescate para Portugal ganaron ayer muchos enteros después de que el primer ministro, José Sócrates, presentara su dimisión al presidente, el conservador Aníbal Cavaco Silva. El dirigente socialista no logró que el Parlamento avalara el cuarto Plan de Estabilidad y Crecimiento que incluía nuevos ajustes ante la evidencia de que la economía lusa caerá en torno a un 1% este año. Si bien el plan de Sócrates fue aplaudido en Bruselas, no logró el respaldo de los diputados, molestos por enterarse de las medidas adicionales después de la Comisión Europea. La oposición tildó de "chantaje" la posición de Sócrates, que anunció antes del debate que dimitiría si no lograba el apoyo a su paquete de medidas anticrisis.

Sócrates, que de momento se mantendrá como presidente en funciones, culpó a todos los partidos de la oposición que rechazaron su plan de medidas de agravar los problemas que se ciernen sobre el país. "Los que han provocado esta crisis política son responsables de sus consecuencias", señaló en una mensaje televisado. La situación incrementa aún más la presión sobre la deuda soberana portuguesa, que ayer alcanzó máximos históricos, y evidencia la desconfianza de los mercados hacia un país que vivirá durante los tres próximos meses bajo un Gobierno de circunstancias a la espera de que se celebren elecciones.

Además, la desconfianza sobre la economía portuguesa amenaza con monopolizar el Consejo Europeo que se celebrará hoy y mañana y que dibujará las líneas básicas a seguir por los Gobierno comunitarios en los próximos meses. Sin embargo, la crisis política evidencia la distancia que existe entre Bruselas y los Parlamentos nacionales. El plan de Sócrates contaba con el beneplácito de Bruselas y, sin embargo, ha obtenido un rechazo masivo en el Congreso portugués. Entre las medidas adicionales anunciadas por José Sócrates, destacaba un nuevo impuesto especial sobre las pensiones que superen los 1.500 euros que, a efectos prácticos, tendría un impacto similar a los ajustes sobre el empleo público, que supuso una rebaja salarial del 5%. Por otra parte, el Gobierno socialista también anunció un incremento de los "impuestos específicos sobre el consumo" en 2012. También estaba previsto reducir el gasto en medicamentos, los costes en las empresas públicas y las transferencia del Gobierno central a los entes territoriales.

La retahíla de medidas nuevas supondría para este año un ajuste del 0,8% del PIB, del 2,5% en 2012 y del 1,2% en 2013. Evidentemente, todo ello satisfizo a Bruselas, que entiende que la viabilidad económica de la zona euro pasa por revertir los desequilibrios presupuestarios. El Gobierno de Sócrates tenía previsto que, con el nuevo plan de ajuste, lograría cumplir la senda de reducción del déficit público, que ascendió al 7,3% en 2010. Una cifra que según Bruselas podría ser superior ya que el Gobierno no contabilizó el gasto derivado de la nacionalización del Banco Portugués de Negocios ni las aportaciones a las empresas públicas de transporte. En cualquier caso, el objetivo pasa por reducir el déficit hasta el 3% en 2013. En cualquier caso, la opinión pública portuguesa rechaza las nuevas medidas que anteceden a ajustes ya muy duros. En julio de 2010, Portugal incrementó el IVA del 20% al 21% y el pasado enero volvió a subir el tipo hasta el 23%. Todo ello, unidos a una política de contención del gasto que se ha traducido en una caída de entre el 5% y el 10% de los salarios públicos.

Por otra parte, el Gobierno saliente defendía una flexibilización del mercado de trabajo y el martes alcanzó un principio de acuerdo para reducir de 30 a 20 días por año trabajado la indemnización por despido. Sin embargo, el principal sindicato luso no participó en el pacto.

España teme el contagio portugués

Un hipotético rescate a Portugal convertiría a España en el país de la UE con más posibilidades para necesitar en el futuro la ayuda comunitaria. Los mercados siempre señalaron con una cruz a Grecia, Irlanda, Portugal y España. Los dos primeros ya cayeron, Portugal está a punto y España ganaría muchos enteros si finalmente el país vecino acude al Fondo de Rescate.

Por otra parte, la banca española se distingue por ser la que mayor exposición tiene a la deuda portuguesa, lo que agravaría aún más los recelos comunitarios hacia el sistema financiero español. En cualquier caso, de momento, los mercados no se están cebando con España. El Gobierno español emitió el martes 2.050 millones en letras a tres y seis meses a unos tipos entre el 0,929% y el 1,378%, un nivel notablemente inferior a la anterior emisión.

Sin embargo, el vaivén de los mercados resulta impredecible y cualquier circunstancia puede desencadenar el pánico entre los inversores. Así, España deberá convencer a los mercados internacionales que tiene mimbres suficientes para sanear su economía sin necesidad del fondo de rescate que, a día de hoy, resulta insuficiente ante un hipotético rescate de la economía española.

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