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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Una cumbre para recuperar la confianza

A pocas horas del comienzo de la cumbre europea de mañana, España consiguió ayer poner distancia en términos de confianza frente a economías como la de Irlanda, Portugal o Grecia. El acuerdo sobre el fondo de rescate permanente adoptado el lunes por los ministros de Economía europeos fue bien recibido durante las primeras horas e impulsó la cotización del euro hasta niveles de enero de 2010. Horas después, sin embargo, la moneda frenaba su escalada y el nerviosismo -alimentado por la falta de un acuerdo sobre el fondo temporal de rescate- se adueñaba de nuevo de las plazas. En ese escenario, el precio que pagó España resultó considerablemente menor que el de otros países. El buen resultado de la subasta del Tesoro, la caída de la prima de riesgo a 187 puntos básicos y el comportamiento del Ibex -una de las pocas plazas que evitó cerrar en pérdidas- posibilitaron que pueda acudir a la cita de mañana con una mejor percepción de riesgo que la de sus vecinos periféricos.

Los líderes europeos llegan a la cumbre con el objetivo prioritario de pasar página -o al menos intentar pasarla- a la crisis de deuda pública de la zona euro, aunque la crítica situación de Portugal, cuyo Gobierno afronta hoy una sesión crucial en el Parlamento sobre el ajuste fiscal anunciado, muestra que las turbulencias aún están lejos de haber terminado. Con todo, acuden con buena parte de los deberes hechos. Es el caso de los compromisos sobre el fondo de rescate permanente -que respecto a España obliga a aportar 9.500 millones de euros en metálico- o la firma del Pacto de Competitividad. Ambos acuerdos serán refrendados en una reunión en la que se hará balance de la situación de la economía europea, con todos los indicadores apuntando hacia una recuperación del crecimiento en la zona euro, aunque con excepciones como España.

Dos conflictos -las crisis del norte de África y la catástrofe que asuela Japón- planean, pese a todo, sobre la reunión de mañana. Las primeras fisuras en la coalición aliada en la intervención de Libia y la polémica sobre la política nuclear que recorre Europa desde el desastre nipón amenazan con agriar la reunión de los líderes europeos. Pero, sin duda, el punto más polémico girará en torno a las medidas que debe anunciar cada Gobierno para cumplir con las serias exigencias del Pacto de Competitividad. Como si fuese la recta final de una carrera ciclista, los políticos europeos mantienen la mirada puesta en sus vecinos con la premisa de no asumir más compromisos que el resto. Si el sprint se convierte en un pelotón de rezagados, el Pacto puede transformarse en una vaga declaración de intenciones, sin reformas concretas ni calendario para llevarlas a cabo. El premio de la inacción sería, sin duda, un nuevo vendaval en el mercado de la deuda.

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