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Cierra la NFL, la NBA lo hará en julio

El fútbol americano y el baloncesto se enfrentan al cierre patronal

La Liga española de fútbol no es la única que sufre por problemas sindicantes. La NFL, la competición de fútbol americano, ha suspendido sus actividades hasta nuevo acuerdo entre los propietarios y los jugadores, mientras que en la NBA el actual convenio se agota el 30 de junio y no hay perspectivas de renovación.

Los aficionados al deporte en los Estados Unidos se ven obligados a tener unos afinados conocimientos en finanzas y gestión empresarial para entender lo que ocurre en su entorno. Esta semana, por ejemplo, la mayor liga del país, la NFL de fútbol americano, comenzó un cierre patronal (procedimiento conocido en inglés como lockout) que ha frenado en seco la competición. La razón, una huelga de propietarios ante la falta de acuerdo sobre el convenio colectivo con la asociación de jugadores. Pau y Marc Gasol, Juan Carlos Calderón y Rudy Fernández podrían vivir una situación similar en breve. Todo parece indicar que la NBA también parará en julio.La Liga española de fútbol podría enfrentarse a una situación parecida, en su caso por el fútbol en abierto.

La liga de baloncesto, de hecho, ya vivió un fenómeno de estas características en 1998, cuando la temporada se redujo a la mitad de los encuentros previstos y no se disputó, por ejemplo, el partido de las estrellas, el All-Star. En el lockout, una figura que no existe en la legislación española, las empresas suspenden sus actividades: las instalaciones se cierran, los sueldos dejan de pagarse... En suma, es la empresa la que se declara en huelga aduciendo su incapacidad para desenvolver su actividad en las condiciones existentes, y en este caso, como medida de presión para que los trabajadores acepten sus peticiones, al igual que éstos pueden en Europa ponerse detener su actividad con el mismo objetivo.

"Ahorrad dinero, pueden llegar tiempos de lluvia", afirma un veterano jugador de la NBA, Juwan Howard, en el informe que el sindicato de jugadores de baloncesto ha pasado a sus afiliados sobre la posible evolución de los acontecimientos. El documento tiene un nombre significativo: Esperad lo mejor, preparaos para lo peor. Howard vivió este lockout, el tercero de la historia de la NBA, y que se prolongó 208 días. Y aunque sus sueldos sean multimillonarios, los jugadores son las que llevan las de perder: en la mayoría de los casos, la administración del patrimonio no es su fuerte y no son extraños los casos de jugadores que cobran una decena de millones de dólares al año y viven prácticamente al día.

Aquel lockout supuso un incuestionable coste para su deporte: la asistencia a los pabellones cayó un 5%, y las audiencias televisivas no remontaron hasta cuatro años después. El mismo fenómeno lo vivió, de manera aún más desastrosa, la liga de hockey sobre hielo cuando paró una temporada completa, la 2004-05.

Menos masa salarial

En la situación actual, los propietarios quieren sobre todo reducir el peso de la masa salarial respecto al conjunto de los ingresos de los equipos. En la actualidad, tanto en el fútbol americano como en el baloncesto vienen a suponer un 60%. En el caso de la NFL, la pretensión de los propietarios es reducir en mil millones de dólares la masa salarial, que en estos momentos se acerca a los 5.500 millones de dólares anuales, de los 9.000 que ingresa la competición.

Existen otros puntos de desacuerdo, como la celebración de más partidos por temporada -la liga regular es de sólo 16 partidos para cada club- o la imposición de un tope salarial para novatos, algo que por cierto ya se impuso en la NBA. Pero el auténtico casus belli es el reparto de beneficios.

Mientras la patronal aduce que la mayor parte de las franquicias sufre pérdidas económicas, los jugadores piden informes económicos más completos y dudan de la contabilidad exhibida por los clubes. En un movimiento de ayer mismo, el sindicato de jugadores se ha autodisuelto para permitir que una decena de sus más notables integrantes planteen contra la NFL una demanda por monopolio. Si la hubiera presentado el sindicato, habría sido necesario que pasaran seis meses de inactividad.

Durante seis temporadas, entre 1987 y 1993, la liga se disputó sin un convenio colectivo, si bien la situación es difícil que se repita. La propia administración Obama ha intentado mediar, sin éxito, antes de que se produjera la ruptura de negociaciones, que lleva a una total incertidumbre.

Aunque faltan seis meses para el inicio de la competición, no hay pista alguna de cómo se puede resolver a medio plazo un desacuerdo que no sólo supone los citados 9.000 millones de ingresos para la liga, sino cifras similares relacionadas con la publicidad televisiva. Este año, la final de la liga, la Superbowl, tuvo una audiencia media de 111 millones de espectadores para convertirse en el programa más visto de la historia en Estados Unidos.

En el caso de un eventual cierre de la NBA, tendría también consecuencias inesperadas para las competiciones europeas. Los jugadores sin contrato podrían optar por fichar por equipos europeos, y algunos como el ruso Andrei Kirilenko ya han demostrado su disposición al respecto. Los que sí estén bajo contrato de la NBA, como por ejemplo Pau Gasol con los Lakers, pueden legalmente firmar con otro equipo, pero se arriesgan a perder su contrato NBA en lo que sería considerado como un despido procedente si sufren una lesión.

También para la liga de baloncesto el principal motivo de desacuerdo está en el reparto de los beneficios, y aunque las cifras implicadas están en torno a la mitad de las que se mueven en el fútbol americano, son también importantes. En la NBA, por ejemplo, el salario mínimo para un jugador con más de seis temporadas de experiencia supera el millón de dólares anual. Los problemas de rentabilidad de algunos equipos son tan reales que este año la propia NBA ha tenido que hacerse cargo de un club, los New Orleans Hornets, ante la insolvencia de su propietario y la falta de compradores.

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