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A fondo
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Berlín impone el sacrificio a la zona euro

La zona euro entró el pasado viernes en una tercera fase, después de una exitosa década (1999-2009) y un año de pavor. Los 17 líderes de la Unión Monetaria lanzaron en Bruselas un nuevo proceso de convergencia macroeconómica, réplica del de convergencia fiscal que precedió al nacimiento de la moneda única.

Angela Merkel saluda a José Luis Rodríguez Zapatero en presencia de Nicolás Sarkozy
Angela Merkel saluda a José Luis Rodríguez Zapatero en presencia de Nicolás SarkozyReuters

Y en una señal clara de que en ese proceso, por doloroso que sea, la zona no perderá ningún eslabón, el Eurogrupo reforzó su arsenal de 500.000 millones de euros para posibles ayudas y acordó permitir a ese fondo de rescate intervenir de manera preventiva en el mercado primario de deuda pública.

Como contrapartida política, sobre todo para Berlín, los líderes suscribieron también un Pacto del Euro (ese es el nombre oficial definitivo) que compromete a los firmantes a drásticas reformas en el mercado laboral, la negociación colectiva, los sistemas de pensiones y el sector financiero.

Tras la cumbre, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se apresuró a prometer nuevas reformas para acomodarse a lo exigido por el Pacto, entre las que mencionó un endurecimiento del control del déficit en todas las Administraciones.

La crisis de la deuda parece zanjada, pero a costa de la paz social

Hoy mismo, los ministros de Economía de los 17 socios, continuarán en Bruselas dando cuerpo a esa refundación del euro, con el objetivo de firmar el acuerdo definitivo en la cumbre europea del 24 y 25 de marzo. Pero el mensaje político ya está cerrado. Y hasta los inversores y analistas más escépticos, parecen haber aceptado que, de momento, la supervivencia de la zona euro ha dejado de estar en entredicho.

La Unión Monetaria supera así la primera crisis de identidad en sus once años de historia. Pero la victoria puede ser tan sabrosa como efímera si el salto cualitativo en la gobernanza económica anunciado el viernes no se confirma. O si su aplicación provoca una fisura en la zona euro entre los países supuestamente virtuosos y los afectados por las últimas exigencias.

Las últimas previsiones de la Comisión Europea indican que este año el PIB de Grecia y Portugal, dos de los países más pobres de la zona, caerá un 3% y un 1%, respectivamente. El de Alemania y el de Holanda crecerán el 2,2% y el 1,5%. Y la brecha podría ampliarse aún más porque las exigencias de austeridad continúan.

Lisboa tuvo que anunciar el viernes un nuevo ajuste fiscal (0,8% este año y 2,5% en 2011), en lo que parece una tácita compensación por la oferta de flexibilización del fondo de rescate. Atenas también logró en la cumbre una rebaja del 1% en el tipo de interés que abona a los países de la zona euro por el préstamo recibido el año pasado. Y en una clara señal de que no habrá recompensa sin sacrificio, la cumbre negó una rebaja similar a Irlanda porque rechazó incrementar su impuesto de sociedades.

¿Compensará tanto esfuerzo? El consenso actual de los analistas es que, al menos en Portugal y Grecia, dos países con un potencial de crecimiento limitado, las nuevas medidas de austeridad provocarán otro un lustro de recesión.

Esa siniestra perspectiva genera un progresivo deterioro del clima social. En Grecia, aparte de huelgas, ya ha surgido un movimiento de objeción fiscal que preconiza el impago de servicios públicos y suministros como el eléctrico. En Portugal, el pasado sábado decenas de miles de personas tomaron las calles para protestar contra la precariedad y la falta de alternativas económicas bajo el lema de "generaçao a rasca" (generación jodida).

Pero lo más alarmante quizá sea que el malestar también se está extendiendo por los países que contribuyen a los rescates. En Alemania, la canciller va de un batacazo electoral a otro (el último, en Hamburgo) y su partido, la CDU (conservadores democristianos) teme que la disidencia interna sobre los rescates provoque una escisión y surja una formación euroescéptica. En Francia, los sondeos recogen la creciente popularidad de la extrema derecha, tradicionalmente opuesta a Bruselas. Y las reticencias hacia la moneda única también avanzan en Holanda y Finlandia, dos de los últimos países de la zona euro, junto a Alemania, cuya deuda conserva la máxima calificación (triple A).

Da la impresión de que la próxima crisis del euro no va a ser financiera, sino social y política.

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