La cadena alimenticia de la banca
La mayoría de los inversores suelen elegir sus fondos de inversión en base a rentabilidades pasadas. Esto es obviamente un error, especialmente en personas que dicen haber estudiado economía, ya que en economía una de las primeras cosas que se enseñan -aunque parece que no siempre se aprenden- es que la economía es cíclica y, por lo tanto, lo que funcionó bien durante unos años en un determinado escenario económico puede funcionar mal los siguientes, si cambia el escenario. Pero el error es doble, ya que, al limitarse a la selección por rentabilidad pasada, se olvidan de los dos factores más importantes a la hora de elegir un fondo: el gestor y la composición de la cartera.
Centrándonos en lo segundo, venimos observando últimamente que hay dos tipos de composición de cartera: la de los gestores que apuestan por el sector bancario y la de quienes piensan justo lo contrario. Y la diferencia de rentabilidad entre unos y otros es muy elevada, tanto en fondos de renta fija como de renta variable. La presencia de bancos es casi obligada, puesto que representan una parte importante de cualquier índice de referencia, pero con la crisis y la nueva regulación bancaria se observan sobreponderaciones e infraponderaciones muy pronunciadas. La diferencia en la rentabilidad a fin de año entre unos y otros fondos va a ser muy importante, especialmente en renta fija corporativa.
¿Y nosotros qué pensamos? Pues que bancos va a haber siempre, pero que a lo largo de los próximos años se aplicarán las normas de supervivencia típicas de la selva: los más fuertes se comerán a los más débiles (España será una curiosa excepción, pues aquí sobrevivirán todos gracias a nuestros impuestos, que tan generosamente les seguirán regalando nuestros gobernantes). Así que en el contexto global el planteamiento es de puro sentido común: hay que estar en banca, pero en fondos cuyos gestores sigan la estrategia de apostar por los más fuertes -y/o ágiles, que más vale maña que fuerza- de la cadena alimenticia. No solo sobrevivirán, sino que se quedarán con la cuota de mercado de los más débiles.
Víctor Alvargonzález. Consejero delegado de Profim