Tranquilidad en el grupo constructor tras conocer la fusión
La fusión por absorción de Iberdrola Renovables por parte de su matriz es "una vieja idea" que muchos en el sector conocían. La explicación más economicista se centra en el agotamiento del modelo de crecimiento de las utilities, incluso mediante la adquisición de otras compañías. Tal es el caso de Iberdrola que ha hecho importantes compras en el último lustro y que, como otras de sus competidoras, lucen ahora públicamente como su mayor activo sus negocios regulados.
Pero estas interpretaciones no impidieron ayer que la sombra del conflicto que la eléctrica mantiene con su principal accionista, ACS, que tiene un 20,2%, volviera a planear. La fusión anunciada ayer se vio como la quema de un nuevo cartucho en una batalla que se libra también en los tribunales, con denuncias cruzadas en Bilbao y Madrid. Y para diluir al principal accionista. En ACS, sin embargo, se mostraron tranquilos, pues la dilución es mínima. Y habrá que ver, como ha ocurrido con otras ampliaciones de capital, cómo evoluciona la cotización tras la fusión.
En cualquier caso, motivos para la sospecha no faltan, a la vista de la defensa activa del presidente de la compañía, Ignacio Sánchez Galán, y el propio consejo de administración, que se han opuesto por múltiples vías a la entrada de la constructora en el consejo. Esta defensa, según fuentes cercanas al consejo de la empresa, ha llevado "a la búsqueda de aliados frente a ACS".
Recurso en Bilbao
ACS ha presentado un recurso de alzada en el juzgado mercantil de Bilbao, el cual dio la razón a Iberdrola en su negativa a dejar entrar a la constructora en su consejo. Es el paso previo para recurrir la sentencia ante la Audiencia Provincial de Bilbao.