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Columna
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Los británicos se apuestan la casa

Una subida de tipos en el Reino Unido podría afectar duramente a los precios de las casas. El Banco de Inglaterra está bajo presión para acabar con la creciente inflación, elevando las tasas desde su actual nivel de 0,5%. Pero quizás la acometida llegue en el momento más inoportuno para el moribundo mercado inmobiliario del país.

Los precios de las casas están de momento en calma. Los precios medios han caído un 0,4% en los últimos tres meses. La aprobación de 28.900 nuevas hipotecas en enero es un 2% menor que el año antes y las 71.000 ofertas realizadas en diciembre son la mitad de los niveles de 2007. La incertidumbre causada por la brusca caída del PIB en un 0,6% durante el cuarto trimestre ha puesto nerviosos tanto a compradores como a vendedores. Los precios aguantan estructuralmente porque solo se construyen 100.000 casas al año, lejos de lo requerido para mantener el ritmo de formación de hogares. Pero con las hipotecarias desapalancando al máximo y ante la necesidad de grandes depósitos, los compradores son escasos.

En un mercado tan delicado, un alza de tipos añadiría un poderoso efecto negativo. Si los tipos base crecieran en 75 puntos -y el rendimiento actual de los bonos implica que es posible-, los bancos probablemente lo asumirían todo en vez de permitir que sus márgenes sufran. En ese caso, los pagos hipotecarios totales de un nuevo prestatario promedio crecerían un 8%, lo suficiente para derribar la confianza. Los prestatarios ya existentes también se verían afectados. Un inusual 70% de ellos está en tipos variables, con los precios de la energía y los alimentos despuntando. Muchos podrían incurrir en el impago, y los embargos están en la cúspide de la resurrección.

De alguna forma, sería bueno ver los precios de las casas británicas menos holgados frente a los ingresos medios. Pero ésa es una aspiración a largo plazo. A corto, el peor peligro es que el Banco de Inglaterra suba los tipos, con la economía aún tocada y un mayor desempleo y embargos materializándose. Los signos de una recuperación nacional deberían ser evidentes antes de cambiar el rumbo.

Por George Hay

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