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Precios disparados precedieron cinco de las seis últimas recesiones

¿Frenará el petróleo la recuperación?

La crisis política del mundo árabe ha encarecido el petróleo un 20% en el último mes. El impacto sobre la inflación está restando poder adquisitivo en países como España, y amenaza con poner en jaque la todavía incipiente salida de la crisis.

La subida del crudo y del resto de las materias primas tiene un componente cíclico positivo, el reflejo de un crecimiento económico que toma fuerte. El problema surge cuando el alza de precios es especialmente intensa en un corto periodo de tiempo: según un informe de Morgan Stanley, cada vez que el precio del petróleo creció más de un 85% en un solo año, se produjo una subsiguiente recesión en Estados Unidos y, por ende, en el grueso de las economías occidentales. Eso sucedió en 1975, 1980, 1990, 2000 y 2008; la única excepción fue 1987, año caracterizado por el estancamiento económico.

Ese fenómeno podría repetirse ahora, cuando los países ricos todavía pujan por encarrilar un nivel de crecimiento sostenido. Las subidas del petróleo afectan al resto de los bienes, de forma directa (como la gasolina) o derivada (a través de los costes de transporte o la energía de las fábricas). En España, con el consumo privado estancado, la inflación alcanza ya el 3,3%, lo que drena poder adquisitivo de un sector privado que ya padece las consecuencias del ingente desempleo. Así las cosas, una intensificación adicional de los precios del crudo podría terminar con el brote de recuperación.

Las señales de alerta se expanden al resto de Europa, donde los mercados de valores están cerca de completar su peor semana desde el pasado verano. Las preocupaciones tienen un sólido fundamento. Según la petrolera italiana ENI, tres cuartas partes de la producción de Libia se han perdido a raíz de las revueltas, pasando de 1,6 millones de barriles diarios hasta 0,4. Sigue siendo una cantidad relativamente menor respecto a los más de 80 millones de barriles que el mundo se bebe cada día, pero, a juzgar por la rápida expansión del movimiento de liberación en el mundo árabe, no cabe descartar graves déficits productivos.

Después de pasar por Túnez, Egipto y Libia, la revolución está llegando a un productor secundario como Bahréin, y nadie puede excluir que se extienda hasta Arabia Saudí, titular de las mayores reservas de crudo del planeta. La monarquía Saud está en conversaciones con Europa para elevar su bombeo, pero, ¿y si dentro de poco fuese destronada? Esa es la clave del nerviosismo de los mercados: nadie sabe hasta dónde llegará el movimiento del cambio.

Sin duda, la geopolítica, además del tirón de la demanda de los países emergentes, condicionarán la evolución de los precios petroleros. Para alcanzar el 85% de crecimiento de la regla citada por Morgan Stanley, el Brent tendría que llegar este año a los máximos históricos de 2008 (en torno a 150 dólares por barril). Queda trecho por recorrer, pero cada vez es menor.

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