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El misterio del bono portugués

La llegada a Lisboa de funcionarios de la Comisión Europea y del Banco Central Europeo ha alentado la sensación de que el rescate de Portugal es inminente. Esa visita, en principio, no está relacionada con la posible intervención del fondo de rescate de la zona euro. Pero hay otro misterioso indicador, que hasta ahora ha pasado desapercibido, que revela la peligrosa situación financiera de la República portuguesa.

Se trata del diferencial del bono portugués con el español, una brecha que anteayer alcanzó los 219 puntos básicos, más del doble que a finales del año pasado. Por desgracia para Portugal, el distanciamiento de España no supone una buena noticia (quizá por primera vez ;)).

Al igual que en las voladuras controladas se apuntalan los edificios de alrededor, las autoridades europeas parecen considerar que un diferencial de casi dos puntos coloca a España a salvo de la implosión. Y eso hace más factible el tercer rescate de la zona euro, tras el de Grecia e Irlanda.

La distancia entre la deuda pública de los dos países de la península ibérica ha avanzado inexorablemente desde la cumbre europea del pasado mes de diciembre. Mientras el rendimiento de la española se ha afianzado en torno al 5%, la portuguesa se ha instalado por encima del 7% y empieza a apuntar al siguiente dígito.

La marea de los mercados, además, parece afectar de manera opuesta a los dos países. En cada pleamar, el bono de Portugal se queda más arriba. Y en la bajamar, el español sale más beneficiado.

(Por suerte, la penuria del bono portugués no impide que en Bruselas triunfe la cultura de ese país. Se acaba de estrenar Misterios de Lisboa, el hipnótico larguísimometraje (4h 26') de Raúl Ruiz. Ojalá que la trama del rescate financiero derive por caminos tan sorprendentes como la novela de Castelo Branco, tan bien aprovechada por Ruiz, y todo termine bien para Portugal. Si no es así, queda el melancólico consuelo del próximo concierto de Dulce Pontes en la capital europea).

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