El espejo en el que todos quieren mirarse
El barrio ecológico de Vauban, al suroeste de Alemania, es ya una referencia en Europa.
Existe una dimensión aún más pequeña que la ciudad para medir la apuesta por la armonía total con el entorno. El ecobarrio se está convirtiendo en Europa en la mínima expresión y la más precisa de todo cuanto puede hacerse para acercarse a las necesidades más acuciantes de los urbanitas. Encontrar el paraíso en mitad del caos urbano es posible. Y todas las iniciativas que empiezan a ponerse en marcha en Europa se miran en el mismo espejo: Vauban.
El nombre de este barrio completamente ecológico de la ciudad de Friburgo, al suroeste de Alemania, rinde quizá homenaje al marqués homónimo que fuera consejero del rey Luis XIV sobre la consolidación de fronteras. Su principal recomendación fue ceder aquellas tierras que resultaran indefendibles para construir fronteras aún más fuertes e impenetrables.
Precisamente, el territorio donde en 1992 se levantó uno de los primeros ecobarrios de Europa estuvo ocupado por el Ejército francés, que lo cedió al Estado alemán y este lo vendió a su vez al Ayuntamiento de Friburgo. La ciudad supo aprovechar su topografía, plana como una balsa de agua, para levantar en 1997 este experimento de paraíso verde en la tierra. Casi 15 años después, empieza a prender la mecha alemana en España, con iniciativas de barrios ecológicos en Madrid, Sevilla, Granada y Figueras, que se miran en su hermano mayor germano.
Se construyó en 1997, una década antes de que prendiera la mecha verde en el resto de Europa
"Es un espacio muy bien pensado y organizado, es impresionante", explican sobre Vauban en el Ayuntamiento de Figueras, donde la Generalitat de Cataluña decidió hace tres años lanzar un ecobarrio de la mano de paisajistas, arquitectos y todo tipo de expertos en urbanismo sostenible. El barrio madrileño de Vallecas, Santa Bárbara en Sevilla o Motril en Granada son otros experimentos de ciudad en miniatura que combinan desarrollo económico y mayor bienestar para sus ciudadanos.
En Vauban apenas entran coches. No está prohibido, pero su presencia es extraña entre tantas bicicletas, una línea de tranvía y mucho espacio para los peatones. La velocidad de los vehículos está limitada a 30 km/h. La mayoría de vecinos que viven en este singular espacio no tiene coche propio y pertenece a alguna asociación de car-sharing, un sistema de coches de alquiler en autoservicio que permite utilizar un vehículo por minutos o por horas.
El despliegue de paneles solares fotovoltaicos sobre los tejados de casi todos sus edificios a finales de los noventa le valió a Friburgo el apodo de ciudad solar, pese a sus escasas horas de sol. Tal eficiente paradoja es uno de los motivos de peregrinación de sus vecinas europeas en busca de buenas ideas que importar.
Las fachadas de este barrio de 40 hectáreas al sur del centro de Friburgo, de 210.00 habitantes, son de madera pintada con vivos colores y tienen amplísimos ventanales. El acceso a las viviendas se realiza por escaleras de caracol laterales, y los tejados son jardines que resultan óptimos para climatizar las viviendas en verano y aislarlas del frío en invierno de forma natural, reduciendo el consumo energético. El agua de lluvia se recupera en cisternas y se recicla para el riego, los baños de los colegios y la colada.
Ya a principios de esta década, los edificios de Vauban presumían de récord en ahorro energético, con un consumo que no supera los 65 kilovatios hora por metro cuadrado y año, frente a una media de entre 200 y 300 kilovatios de una vivienda estándar. Algunas de estas viviendas consumen por debajo de 15 kilovatios hora y están orientadas de tal forma que aprovechan la luz natural, lo que en la jerga del sector ambiental se conoce como casa pasiva. De hecho, el 70% de la energía que consume Vauban procede de autoabastecimiento.
Ola de promesas políticas
La buena imagen política que profiere en estos tiempos todo lo que suene a verde se ha extendido al urbanismo y proliferan las promesas de alcaldes regionales sobre la construcción de barrios verdes.Una de las últimas ha sido la del candidato socialista a la alcaldía de Valencia, Joan Calabuig, que la semana pasada propuso la creación de ecobarrios, donde las viviendas estén dotadas de tecnología para el ahorro energético y realizadas con materiales aislantes.Por su parte, el Ayuntamiento de Córdoba quiere destinar 20.000 euros a la promoción de ecobarrios en la ciudad, consciente, dice, de las ventajas competitivas de la sostenibilidad. El comercio será el eje central sobre el que pivotará esta nueva noción de barrio ecológico, para promover la cercanía de las necesidades de los habitantes y mejorar la actividades del pequeño comercio.
Las cifras
70% de la energía que se gasta es generada por el propio barrio mediante paneles solares.65 kilovatios hora (kWh) consume una vivienda por metro cuadrado y año en este barrio. La media de una vivienda estándar alcanza entre 200 y 300 kWh. Algunas casas de Vauban consumen por debajo de 15 kWh.