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Tribuna
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Inteligencia, negocio seguro

Retienen al director de una fábrica de 3M en Francia para renegociar sus despidos". "EE UU acusa a Johnson & Johnson de sobornar para incrementar sus ventas". "Primera huelga en las redes sociales en España". "A la caza del mayor ciberladrón". "Se disparan los incendios intencionados en industrias y viviendas de Cataluña". "Chávez nacionaliza la filial venezolana del Santander". "China dominará la economía en 2020". "Asesinado a tiros el gerente de Cepsa en Panamá". Son noticias recientes publicadas en medios españoles. No es que sean cuestiones que afecten al negocio… ¡es que son del negocio! Algunas de las situaciones se gestionan desde los departamentos financieros, legales, de recursos humanos, de planificación estratégica, de comunicación… Sin embargo, otras suelen recaer en un departamento que trabaja con una discreción especial: el de seguridad. Esto responde a un concepto del negocio y de la seguridad que, teniendo su lógica, es mejorable.

En el día a día nos encontramos ante situaciones en las que negocio y seguridad son inseparables. Los riesgos se emparejan con el negocio; por eso negocio y seguridad deben alinearse. Pensemos en las redes sociales: ¿acaso no es negocio y no es seguridad de los activos la opinión acerca de nuestra compañía y de nuestros productos? ¿Y las fugas de información confidencial referidas, por ejemplo, a una enfermedad grave de un alto directivo o a un futuro posicionamiento estratégico? ¿Y la promoción de acciones violentas contra instalaciones de la compañía? No olvidemos que en las redes nos ven amigos, pero también clientes, socios, accionistas, proveedores, competidores... En otro orden, dado el entorno de internacionalización en el que operan nuestras empresas públicas y privadas, la dirección demandará conocer las claves de una zona antes de ubicar en ella intereses de la empresa. Negocio y seguridad van de la mano, especialmente en la necesidad de conocer bien lo que creemos saber y -sobre todo- lo que no sabemos; según el caso, también lo que otros sepan de nosotros y lo que pretenden averiguar. "Next to knowing all about your own business, the best thing to know about is the other fellow's business", John D. Rockefeller (1839-1937), fundador de Standard Oil Co.

Recordemos los ejemplos anteriores y los activos en juego: la imagen y la reputación; una operación financiera o una fusión entre compañías; el suministro de recursos o la distribución de productos o servicios; la información confidencial; los datos personales; las oficinas y almacenes; un alto directivo o un empleado crítico… Todos están bajo la cobertura de una de las funciones más transversales en la empresa: la seguridad. Hablamos de gestión del riesgo sin importar de qué activo se trate. Al final, estamos hablando de pérdidas y ganancias, de resultados, de continuidad del negocio.

Si la agresión rebasa las medidas preventivas, confiamos en la recuperación planificada. Pero la dirección del negocio, más aún, los propietarios del negocio, deberían preguntarse si merece la pena disponer de otros mecanismo de anticipación para reducir la probabilidad de sorpresas desagradables. ¿No pudimos alertar sobre lo que se nos vino encima? ¿Se detectó, pero fue archivado, pensando quizá que ese asunto no era cometido propio? También hay lugar para las oportunidades: socios potenciales, nichos de demanda, escenario de estabilidad económica, garantías jurídicas, mercados emergentes, políticas públicas adecuadas… La anticipación y la innovación son elementos de toda estrategia.

Cuando hablamos de inteligencia refiriéndonos al tratamiento de información en apoyo de la toma de decisiones, no olvidamos la multiplicidad de sus facetas y de apellidos, pero sí elevamos el nivel conceptual. Sistemas de alerta temprana, de business intelligence, de inteligencia competitiva, de vigilancia tecnológica… todos forman parte de un ecosistema que nutre el conocimiento del decisor. Todos son engranajes que trabajan de forma planificada, sistemática, ética y por supuesto legal, para conocer el entorno del negocio. Esta función no sustituye o colisiona con ninguna, ni invalida canales propios o ajenos de información estratégica, sino que los complementa. No será necesariamente la única o la mejor herramienta, o el mejor punto de vista, pero sí una vía independiente de información que aportará valor. Y tratará de reducir el margen de error, sin menospreciar ni anular la importancia de la intuición personal, tan nuestra pero tan hermanada con la improvisación.

En todo tiempo, pero máxime en este periodo largo de turbulencias, de indefiniciones y quizá de cambio de ciclo, es esencial actuar con inteligencia. Propia o externalizada, privada y pública. Incorporémosla a nuestra cultura. No es seguro que hagamos negocio, pero sí que haremos negocio seguro.

José Luis Hernangómez de Mateo. Director de Planificación y Alertas. Seguridad Corporativa Grupo PRISA

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