La respiración asistida para la banca irlandesa
El apoyo público a la banca que ha provocado la práctica insolvencia de Irlanda no ha librado al sector financiero de estar al borde de la quiebra. La huida de los depositantes ha disparado la dependencia del BCE, una situación que no tiene visos de cambiar.
La nacionalización de las deudas de la banca irlandesa, pese a llevar al país a la quiebra financiera, apenas ha logrado alterar la condición zombi de su sector financiero. Y la última prueba la ha dado el Banco Central Europeo. El pasado miércoles un temblor recorrió las mesas de tesorería de los bancos al publicar el BCE que los préstamos de emergencia al sector bancario se habían disparado al nivel más alto desde la peor época de la crisis, en 2009. La facilidad marginal de crédito, un préstamo a un tipo del 1,75% -normalmente la banca pide liquidez al 1%- pasó de menos de 1.000 millones al día a casi 16.000.
El mercado confiaba en algo parecido a un error. Un banco al que se le ha descuadrado la tesorería en el corto plazo, incluso un fallo humano (fat finger). Pero al día siguiente estos préstamos de emergencia seguían disparados. Y al siguiente. Y al otro. La tensión financiera es estructural. ¿El motivo? Irlanda y sus bancos.
Para acceder a la liquidez ordinaria del BCE, los bancos tienen que depositar como garantía activos de una mínima calidad durante el periodo que dura el préstamo. Y, según Financial Times -y después la práctica totalidad de la prensa-, la reestructuración de la banca irlandesa implica la venta de activos y depósitos, por lo que tanto Anglo Irish Bank como Nationwide han visto obligados a acudir al préstamo de emergencia, a costa de casi duplicar el coste financiero. Y el miembro del consejo de gobierno del BCE Jürgen Stark ha declarado que se trata de un repunte coyuntural.
La explicación arroja algo de luz sobre el asunto. De ser cierta, los préstamos de emergencia deberían volver a la normalidad. Pero, en todo caso, apunta la situación crítica de la banca del país. El Banco Central de Irlanda ha reconocido que ha proporcionado asistencia excepcional a los bancos en los últimos meses, sin dar detalles. Pero, de acuerdo con Bloomberg, el capítulo "otros activos" del balance del banco se ha disparado hasta los 51.000 millones de euros, cantidad equivalente al 30% del PIB del país. Un dinero que se presta sin necesidad de colateral y que sugiere importantes tensiones de liquidez en el sector financiero de Dublín.
Según el diario Independent, la fuga de depósitos alcanza niveles preocupantes. En diciembre las entidades del país perdieron 40.000 millones de euros en depósitos. En todo 2010, las salidas de capital ascendieron a 110.000 millones. Irlanda ha sacrificado su solvencia en aras de los acreedores de su banca, pero ahora el problema es de liquidez. Aunque la apelación al préstamo de emergencia disminuya, las cifras de estos días reflejan unas ingentes y crecientes necesidades de financiación. Irlanda no solo necesitaba el rescate. Si se quiere evitar una quiebra en cadena, el BCE tendrá que mantener la respiración asistida mucho tiempo. Y el mercado no las tiene todas consigo. El seguro de crédito de la deuda de Anglo Irish está en los 1.380 puntos (para asegurar una emisión de 10.000 euros hay que pagar 1.380 al año), pero el seguro de la deuda subordinada está en 4.500 puntos. Es decir, que el mercado da casi por hecho el impago.