¿Cuándo cobro yo?
Los anuncios en prensa publicitando pagarés con un 10% de interés, ofreciendo jugosas ampliaciones de capital o mostrando plantillas encantadas de trabajar con Ruiz-Mateos se han sucedido en los últimos años. Ahora entran los miedos y las dudas, inversores y trabajadores se preguntan que pasará con su dinero.
En España hay 5.000 personas especialmente preocupadas por la situación de Nueva Rumasa. Esta cifra es el número de inversores que la compañía que preside José María Ruiz-Mateos reconoce que acudió a sus últimas emisiones de pagarés. Un número al que hay que sumarle los 10.000 trabajadores y la desconocida cantidad de nuevos accionistas que acudieron a las últimas ampliaciones de capital. Todos ellos corren el riesgo de perder ahorros y salarios en el caso de que transcurridos los tres meses de tregua , la compañía decida solicitar el concurso de acreedores. En el supuesto de que esta llegue, la ley recoge un orden de prioridad en el cobro.
La actual legislación recoge tres categorías de acreedores: privilegiados, ordinarios y subordinados. En la primera entrarían aquellos que tienen una garantía, prenda o hipoteca, es decir esos que exigieron algo tangible para cubrirse en caso de impago. Lo más normal es que sean inmuebles. Detrás, y dentro de la misma categoría, están los trabajadores, Hacienda y la Seguridad Social. Eso sí, con un límite.
Las deudas tributarias solo cuentan con esta situación privilegiada para un 50% del montante. Un límite que en el caso de los trabajadores alcanza hasta el triple del Salario Mínimo Interprofesional (SIM) de las nóminas previas a la declaración del concurso. El resto irá a parar a la categoría ordinaria. En esta están todos los que tienen deudas con la compañía y que no cuentan con una relación especial con la misma, es decir todo aquel que no sea una empresa del grupo.
Por tanto, en esta enorme masa están todos aquellos que suscribieron los famosos pagarés. Unos títulos que prometían un 10% de interés para capitales mínimos de 50.000 euros. Un hecho sobre el cual la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) alertó hasta en siete ocasiones a pesar de no tener competencias al respecto.
Si los últimos de esta lista son el resto del grupo como acreedores subordinados, mucha gente se preguntará en que posición quedan los accionistas. Pues todos aquellos que invirtieron en acciones de Dhul y Clesa en sus respectivas ampliaciones de capital se quedarían con las migas que queden tras repartir todo. Si Nueva Rumasa sobrevive, mantendrán su participación y si se liquida, se quedarán con aquellos que sobre después de pagar a los acreedores. Algo que en estos casos suele convertirse en nada.