La balsa de piedra se resquebraja
La ruptura interna de la balsa de piedra parece haberse consumado esta semana. Y no ha estado provocada por Madrid ni Lisboa, sino más bien por Berlín.
Alemania ha vuelto a ralentizar las negociaciones sobre la posible ampliación y flexibilización del Fondo europeo de estabilización financiera, como aparente represalia a las resistencias a su Pacto de Competitividad. Y el parón ha enviado a los mercados una señal clara de que los 276 millones de euros restantes tras el rescate de Irlanda son más que suficientes para afrontar próximas debacles.
La traducción del mensaje ha sido inmediata: nuevas tensiones en los mercados de deuda y una rentabilidad del bono portugués en el mercado secundario consolidada por encima del 7%, un nivel que muchos analistas consideran insostenible.
Ni Bruselas ni Francfort parecen dispuestas a apiadarse de Portugal, país al que ya se quería haber incluido en la operación de rescate de Irlanda y solo se libro por la numantina resistencia del Gobierno socialista de José Socrates.
Lisboa solo ha recibido desde entonces la ayuda puntual del Banco Central Europeo, con compras limitadas de su deuda pública.
Pero analistas lusos y del resto de Europa coinciden en que las instituciones europeas se han desentendido de la suerte de Portugal desde que el riesgo de contagio a otros países, España en particular, parece contenido. Incluso hay quien localiza ese punto de inflexión en la reciente visita de Angela Merkel a España, cuando la canciller alemana avaló las medidas adoptadas para por el Gobierno de Rodríguez Zapatero para superar la crisis.
Sócrates dispone ahora de muy pocos cartuchos para evitar la llegada de los expertos "alemanes", no de Merkel sino de Regling, presidente del fondo de rescate.
Los escasos líderes socialistas de la zona euro, con Socrates y Zapatero entre ellos, celebrarán en Atenas una reunión el próximo 4 de marzo para coordinar posiciones. Si no logran presentar un frente común a prueba de Merkel y Sarkozy, el rescate de Portugal podría lanzarse durante la cumbre de Jefes de Gobierno de la zona euro del próximo 11 de marzo. Se desvanecería entonces el sueño de los GNR en 1981 o habría que empeñar la Fender para financiarlo:
"Quero ver a Portugal na CEE. (...)
E agora, que já lá estamosvamos ter tudo aquilo que desejamosum PA p'ras vozes e uma Fender".