Repsol crece dentro y fuera

Pocas multinacionales están atravesando la crisis económica internacional con una estrategia de futuro tan ambiciosa como la de Repsol. Al tiempo que acelera las obras de su nueva sede en el centro de Madrid, un moderno campus de configuración horizontal obra de Rafael de la Hoz, que albergará a 4.000 empleados con la correspondiente generación de sinergias y optimización de costes, la petrolera está embarcada en un extraordinario plan de crecimiento internacional en el área de exploración.

A los éxitos en diferentes áreas de América Latina, especialmente en Brasil -donde además se ha aliado con la china Sinopec, un socio abierto a nuevos y prometedores proyectos conjuntos-, se une ahora un importante paso en el continente africano. La compañía se ha adjudicado tres nuevos campos de exploración en la costa de Angola, en lo que se considera la cuenca más prometedora de África. La antigua petrolera sin petróleo puede así aumentar más aún sus reservas de hidrocarburos, que se han disparado en los últimos tiempos. Es cierto que la suerte al explorar es un componente importante en este negocio, pero para aprovecharla hay que estar allí. Y mejor si es con tecnología propia, como la desarrollada por Repsol, que lo ha convertido en referente de la exploración en zonas complejas y aguas profundas.