Escaso impacto de la crisis de Egipto, excepto en las energéticas
El activo español más importante en el país es la planta de Gas Natural en Damietta.
El efecto de la rebelión popular que se inició en Túnez y que se transmitió con más fuerza a Egipto no es muy relevante en las empresas españolas que cotizan en Bolsa, a excepción de Gas Natural y, en bastante menor medida, en Repsol. Hay otras compañías con contratos en esos países - como son ACS, FCC o Acciona-, pero en general en alianza con sociedades locales, con lo que esa presencia es más bien testimonial y se debe en parte a un intento de avanzar en ese área geográfica.
Quizá unas de las participaciones que hasta ahora eran más prometedoras sean la de FCC y la de Acciona. El grupo que dirige Baldomero Falcones construye una depuradora cerca de El Cairo y cuenta con el servicio de limpiezas de cuatro de los siete distritos de la capital egipcia. Y la compañía que preside José Manuel Entrecanales cuenta con nueve depuradoras y potabilizadoras, algunas en fase de construcción.
No obstante, ni para esas compañías ni para otras firmas la presencia en ese país supone riesgos financieros significativos -en general los activos se subvencionan con créditos internacionales para el desarrollo que se aportan según los proyectos avanzan-, y ni siquiera suponen un 1% del Ebitda (resultado bruto de explotación) anual.
El peso del país en el Ebitda de FCC, Acciona o Gamesa no alcanza el 1% anual
Por su parte, ACS, aunque tiene acuerdos con termoeléctricas, no deja de contar con un presencia irrelevante respecto a sus activos internacionales. Mientras, Gamesa desarrolla servicios de operación y mantenimiento en cuatro parques eólicos en la costa del Mar Rojo, que no son de su propiedad.
Pero los casos de Repsol y Gas Natural son diferentes. El impacto en el grupo que preside Salvador Gabarró es más significativo; en la petrolera éste sería indirecto, por su presencia en el capital de la gasista. Mas las implicaciones podrían no quedar ahí: si las incertidumbres y los disturbios se extienden por el norte de África y Oriente Medio las consecuencias se desbordarían para toda la industria.
Por ahora, una las consecuencias que más se percibe es la subida de los precios de casi todas las materias primas, incluido el crudo, con el Brent (referente en Europa) por encima de los 102 dólares el barril, y con un alza acumulada en un año del 40%. Esta trayectoria se ha traducido, como suele ocurrir cuando el petróleo se dispara, en mejoras de los precios en Bolsa, pero acompañadas de fuerte volatilidad. Repsol cotiza en el umbral de máximos desde junio de 2008 hasta cerrar el viernes en los 23,55 euros.
Es un camino que han seguido otras multinacionales del sector, como Shell , Exxon o Total. Gas Natural reaccionó igualmente apuntándose ganancias en algunas jornadas, pero se percibe más cautela por parte de los inversores. En las dos últimas semanas se mantiene plana.
"El efecto inmediato de este nuevo riesgo geopolítico es que los precios del crudo y del gas suben y las empresas también", manifiesta Álvaro Navarro, de Intermoney. Precisa que puede que el tema no se pare ahí, y que si el repunte de los hidrocarburos es muy superior al actual y no está relacionado con la situación del mercado -oferta, stocks y demanda- el resultado para el sector sería negativo.
Añade que las alarmas han saltado entre los inversores porque no se sabe si los incidentes se van a extender por la zona, y ese temor influye más que el peso real de Egipto, que solo representa el 1% de la producción mundial de crudo y el 2% de la de gas. Recuerda que hay otro elemento que hace que ese país africano sea muy impactante: el control del canal de Suez, una de las vías de transporte más utilizadas en el comercio del crudo.
Según Navarro, la empresa que tiene más riesgo en Egipto es Gas Natural por la planta de licuefacción de Damietta, que comparte con Eni. Ese activo aporta unos 50 millones a su Ebitda, el 1%, mientras que los contratos de gas con Egipto contribuyen con otros 50 millones. Una de las ventajas de Damietta es que está en el Mediterráneo, por lo que los barcos no necesitan cruzar Suez para ir su mercado, Europa.
Para Santiago Pons, de la Asociación Española de Asesores Financieros, los intereses de los grupos españoles se centran en la industria del gas y petróleo y los servicios relacionados -Gas Natural y Cepsa-, también en actividades inmobiliarias -Marina D'Or-, construcción -Cementos La Unión-, servicios -ACS, Acciona y FCC-, hostelería -Sol Meliá y Barceló-, así como en turismo -Iberia-. Igualmente en comercio -Cortefiel y Springfield- y alimentación -Calvo, Borges, La Española y Gullón-.
En su opinión, es el turismo es el que más tardará en recuperar la normalidad. Matiza que las empresas españolas, especialmente por su presencia en Canarias y en el Caribe, se van a beneficiar de la disminución de oferta en esta época del año, y por tanto "algunas de las afectadas recuperaran con creces en estos mercados la pérdida de negocio en la zona en crisis", estima.
Concluye que el área en sí es importante para las empresas españolas. "En los últimos tres años su inversión en el Magreb y Egipto ha superado los 1.000 millones de euros. Representa una oportunidad de negocio al tratarse de economías en desarrollo con gran necesidad de inversiones, principalmente en infraestructuras", añade.
Temor al efecto contagio
La realidad muestra que, después de bloqueos y crisis, los países exportadores de hidrocarburos intentan volver a vender la materia prima de la que depende para su subsistencia. Esa experiencia aporta cierto optimismo a medio y largo plazo, por más que si hay conflictos prolongados puedan resentirse precios y abastecimientos. Pero lo que más preocupa ahora es al contagio. Y ya solo Argelia y Egipto aportan el 40% del gas importado por España."La repercusión más evidente es una subida del precio del crudo por el riesgo de que se altere el equilibrio sociopolítico en Oriente Medio y por el peligro de que salga perjudicado el abastecimiento", manifiesta Santiago Churruca, director de inversiones de DB Private Wealth Management. Agrega que una consecuencia inmediata es un riesgo de un repunte inflacionista, por un lado, y una posible ralentización del crecimiento económico, por otro. Y de forma indirecta, un cierto efecto sustitución y que la tendencia a comprar activos reales para cubrirse de la inflación pueda impulsar al alza el precio de otras materias primas. Churruca destaca que otro efecto observado de la crisis egipcia es el repunte de la prima de riesgo de los bonos de países emergentes.