La imparable 'bancarización' de las cajas
La transformación de Criteria, la tenedora de las participaciones financieras e industriales de La Caixa, en el banco Caixabank marca una tendencia para aquellas cajas que aún no han dado el paso a la bancarización. Las presiones del Gobierno exigiendo un core capital superior al 8% (entre un 9% y un 10%) a las cajas que no tengan sus activos en un banco o inversores privados, es una evidencia de la que no pueden sustraerse. Y eso aunque la realidad de los mercados pesará más que las presiones del Ejecutivo, ya que es impensable que una caja, con su estructura societaria cerrada al capital privado, sea capaz de obtener fondos para que le computen como recursos de primera categoría.
El modelo ideado por La Caixa permite, como bien recalcó su presidente, Isidro Fainé, obtener suficiente capital al cotizar en Bolsa, cumpliendo así las exigencias de Economía, y seguir manteniendo la esencia de una caja de ahorros. La Caixa crea un banco filial, Caixabank, que agrupará todo el negocio minorista de la entidad catalana y sumará las participaciones de Telefónica (5%), Repsol (13%) y bancos extranjeros, cuyas acciones, al pertenecer a un banco, podrán computar como capital -y, por tanto, sumar como core capital-, según las exigencias de Basilea III. La Caixa se quedará con el 81% de Caixabank y el 19% restante pasará a manos privadas, previsiblemente a través de Bolsa. Y si en un futuro precisase más capital, Caixabank podrá acudir a los mecanismos clásicos de la renta variable mediante ampliaciones de capital u OPV.
Los beneficios que obtenga Caixabank se repartirán bajo los criterios del consejo de administración del banco, asumiendo que el 81% del posible dividendo quedará en manos de La Caixa, que destinará esos fondos a lo que considere oportuno. Fainé ya ha puntualizado que mantendrá la actual obra social intacta, perdurando la idiosincrasia de la caja. En definitiva, cada accionista puede destinar sus ganancias a lo que considere oportuno.
Sin embargo, de cara a los futuros accionistas es preciso que La Caixa aclare la relación entre Caixabank y las otras sociedades que creará: Caixaholding, que concentrará el resto de participaciones industriales, y una nueva sociedad inmobiliaria que se hace cargo de los activos en viviendas y solares de la caja, actualmente en Servihabitat, más las participaciones en Metrovacesa y Colonial. Si ambas cuelgan de La Caixa, no debería existir relación directa con Caixabank y, por tanto, los accionistas del futuro banco no tendrían que asumir posibles pérdidas patrimoniales de ambas sociedades. De eso se debe encargar en exclusiva La Caixa. De ser así, la fórmula elegida tiene suficiente atractivo para ser imitada por otras cajas de ahorros, lo que contribuirá a generar confianza en un sector destinado a reinventarse.