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Crónica de Manhattan

Menos agujeros e impuestos

Dos párrafos en el discurso del Estado de la Unión de Barack Obama han centrado la atención de asociaciones empresariales de todo el país. El pasado día 25, el presidente dijo en su alocución anual que era el momento de simplificar y rebajar el impuesto de sociedades, "uno de los más altos del mundo".

Entre los empresarios hay acuerdo en dos de las tres afirmaciones del presidente. Es cierto que el impuesto de sociedades de EE UU tiene uno de los tipos estatutarios más altos del mundo (un 39,2%) y también hay acuerdo en que es conveniente rebajarlo, máxime cuando Japón, el país que más alto tenía este tipo de impuestos, según la OCDE, los ha reducido. En otros rankings comparativos como el del Banco Mundial, que cuenta con factores de ajustes como deducciones y otras excepciones para elaborar el llamado impuesto efectivo, EE UU figura entre los países con este tributo más alto (27,6%).

Si se contabilizan además otros gravámenes como las contribuciones por empleados, EE UU aún se mantiene entre los países con los tributos más altos aunque no tanto como Bélgica, India, Francia, China o España.

Estando de acuerdo en esos puntos, el tercero de la discordia es la llamada a "simplificar" el complicado código tributario para las empresas. Y el mismo Obama dio la pista de la causa. "En los últimos años un desfile de lobistas ha amañado el código de tal manera que se beneficia a empresas e industrias particulares. Quienes tienen contables y abogados pueden terminar no pagando".

Es algo que ya hizo notar unos días antes el economista y editor del sitio web Tax Analysts, Martin Sullivan. En una comparecencia ante un comité de la Cámara de Representantes el día 20, Sullivan recordó que si el Gobierno quiere tener un sistema fiscal competitivo y eficiente no solo debe bajar el tipo estatutario sino también evitar que haya ganadores y perdedores debido a los distintos tratamientos fiscales que existen para distintos sectores en la actual regulación. Sullivan ha estudiado los impuestos de varias empresas y ha descubierto que hay quienes pagan una cantidad cercana al 35% (como Wal Mart, 33,6%) pero hay quienes hacen frente a un gravamen cercano al 20% (caso de Hewlett Packard o Cisco, el 15%, y Merck, el 12,5%) e incluso menos (General Electric el 3,6%). La razón es que muchas multinacionales pueden desviar parte de sus beneficios a jurisdicciones con impuestos bajos y no solo beneficiarse de deducciones.

Según Sullivan, para los sectores que dependen de la demanda doméstica, la oportunidad de reducir impuestos es limitada.

Por eso, desde la industria se acoge con cautela el mensaje de simplificación de Obama que quiere "reducir los agujeros, equilibrar el tratamiento fiscal y usar los ahorros de estas medidas para rebajar el impuesto por primera vez en 25 años".

"Queremos tener la seguridad de que la industria no está entre los perdedores", afirmaba la vicepresidenta de la Asociación Nacional de Fabricantes, Dorothy Coleman a USA Today. Para los comerciantes, que tienen menos deducciones y jurisdicciones a mano, es lo que están esperando como agua de mayo, según la Federación Nacional del gremio. Y el hecho de que haya tantos ganadores y perdedores puede evitar que este debate, en el que hay tanto acuerdo, siga adelante.

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