Mucho por rehabilitar
Comparar determinados guarismos españoles con los propios de otras realidades es un ejercicio necesario para tomar consciencia de lo que nos queda por hacer. Hablemos de las actividades de rehabilitación y mantenimiento de edificios.
El peso de la rehabilitación residencial en España se situaba por debajo del 10% en la década de los 80 y alcanzó el 25% en los momentos álgidos de la actividad. En contraposición, la media europea de las actividades de rehabilitación alcanzaba el 36% del total de la construcción. Otro apunte: durante más de 70 años el objetivo de la vivienda en España ha sido la construcción, en perjuicio del mantenimiento del parque inmobiliario.
A efectos de reconducir este desequilibrio, hay que decir que existe demanda suficiente si tenemos en cuenta la realidad y las condiciones de conservación del parque de viviendas español. Eso sí, se requiere valentía de los poderes públicos para crear las condiciones más favorables para que la rehabilitación y mantenimiento de edificios adquiera el papel que le corresponde, junto a una mayor concienciación de los ciudadanos sobre las posibilidades y las limitaciones de sus edificios.
Tenemos por delante un volumen muy elevado de trabajo para la adaptación de los edificios a las personas con algún tipo de discapacidad o de movilidad reducida, al tiempo que existen multitud de zonas y barrios degradados que requerirían de actuaciones más o menos inmediatas.
La mejora del comportamiento medioambiental y la plena incorporación de criterios de ecoeficiencia energética a las construcciones ya existentes se suma a los efectos positivos de una actividad que genera pocos residuos y que no precisa de nuevos desarrollos urbanísticos. Recordemos que muchísimos municipios sufren problemas graves de escasez de suelo que condiciona la evolución del sector y las políticas a aplicar.
El aumento de la cohesión social mediante programas de rehabilitación a escala urbana o la preservación del patrimonio cultural son otros argumentos para señalar el potencial de estas actividades.
El tratamiento fiscal que recibe la rehabilitación es el principal lastre para su desarrollo, por lo que creemos necesaria la aplicación de un tipo superreducido del IVA, así como la flexibilización del concepto de renovación de viviendas. Las ayudas existentes son insuficientes, dispersas, confusas y de difícil tramitación, un déficit que podría corregirse con la creación de organismos que unifiquen y faciliten las gestiones y que permitan la financiación de las obras de rehabilitación especialmente a los colectivos más desfavorecidos.
Néstor Turró. Presidente del Gremio de Constructores de Obras de Barcelona y Comarcas