Un imperativo estratégico
Las normas ISO 26.000 de responsabilidad social corporativa (RSC) recién aprobadas intentan velar por la salud del personal. Una investigación de Berry, Mirabito y Baun (Harvard Business Review, diciembre de 2010) ha analizado a empresas que han montado programas orgánicos de bienestar y salud para apoyar a los empleados a la hora de sostener comportamientos que reducen los riesgos en el campo de la salud. Las conclusiones ratifican otros estudios que muestran cuán fundamental es este tema para la empresa y para la RSC.
Entre otros ejemplos, Johnson & Johnson impulsó el abandono del hábito de fumar y la práctica de actividades físicas: dos tercios de los fumadores dejaron de hacerlo y los inactivos se redujeron en un 50%. La empresa estima que, además de sus beneficios humanos, el programa le ahorró 187 millones de euros en una década. Otra consecuencia de estas prácticas es que baja la rotación. En una empresa turística, Bilmore, se redujo ésta de cuatro años a menos de la mitad. La razón principal fue que los empleados no deseaban perder el programa establecido. Los beneficios pueden ser muy directos para las personas. Así, en otra empresa, un programa sobre gente con alto riego de salud permitió a un 57% alcanzar un riesgo bajo. Lowe ha introducido, también, una campaña para declarar a la empresa libre de humo. De esta forma, este año ofrece un descuento en su seguro médico para los que se comprometan a no fumar.
Como los seres humanos tienen otros problemas como, por ejemplo, el estrés, es necesario ir más allá del ejercicio y la alimentación. Una de las empresas analizadas ofrece un servicio espiritual para aquellos que lo soliciten en cualquier momento y lugar.
Como bien señala el estudio, hay quienes piensan en el mundo empresarial que un programa de apoyo sistemático en salud y bienestar es un "aditamento", pero no un "imperativo estratégico". La misma reflexión se formula con frecuencia con respecto a otras áreas de la responsabilidad corporativa, como la reputación, la relación con los consumidores o la conducta pro ecológica.
Es una idea errónea. En estos tiempos de "turbulencias", ante una creciente demanda social por más RSC, cada una de esas políticas no son aditamentos ni gastos, sino inversiones críticas para la empresa y la sociedad.
El campo de los programas por la salud es categórico. Según las mediciones, bajan los costos para la empresa (la tasa de retorno es de seis a uno), aumenta la productividad y sube la moral de trabajo. Por otra parte, la credibilidad de la RSC empieza en definitiva por el trato que la empresa da a su personal.
Bernardo Kliksberg. Presidente la Red Iberoamericana de Universidades por la RSC