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Anne Perry. Escritora

"El duelo es soportable solo si la vida tiene un sentido"

Con más de 60 novelas a sus espaldas, la escritora de origen británico acaba de presentar en Madrid la última traducida al español, El brillo de la seda, una obra a medio camino entre el género histórico y el de detectives que transcurre en Constantinopla

La novela de misterio sigue gozando de buena salud y Anne Perry es una muestra de ello. La creadora de los detectives de la época victoriana Thomas Pitt y William Monk afirma que el éxito del género radica en que a todos nos gusta creer que "lo difícil puede resolverse y lo trágico puede arreglarse". Incansable viajera y dueña de una vida de película, asegura que sus viajes son una fuente de inspiración y que es una placer visitar España para presentar sus obras, lo que hace cada año debido a su prolífica carrera.

¿Por qué decidió ubicar la trama de su última novela en la época de la cruzadas y la decadencia del Imperio Bizantino?

El telón de fondo es una inminente cruzada, que podría arrasar Constantinopla tal y como ya sucedió en la de 1204. Lo única forma que los bizantinos tenían de detener esa guerra era renegar de su fe greco-ortodoxa y jurar la fe romana. El argumento principal de la obra está relacionado con la magnitud de este sacrificio: ¿estaríamos dispuestos a sacrificar nuestra fe para que nuestra familia viviera? Y, en el caso de que decidiéramos renegar de nuestras creencias y nuestra identidad cultural, ¿podríamos vivir con ello?

"En ocasiones, la justificación más fácil y más evidente para un conflicto es la religión"

¿Por qué la fe es tan adictiva?

Todos necesitamos pensar que importamos, que la vida tiene un sentido y que hay un cierto orden en el cosmos. Pienso que todas nuestras actuaciones están basadas en esta creencia y que las pérdidas, los duelos y la destrucción son soportables en la medida en que creemos que somos parte de un todo global. Desde el principio de los tiempos, los hombres han buscado un sentido a la vida y siempre hemos tendido a creer en aquellas entidades que son un poco mejor que nosotros.

En nombre de la fe se han cometido muchos actos de destrucción. ¿Cree que es algo justificable?

Yo pienso que la naturaleza humana hace que primero elija lo que tiene que hacer y que después busque una justificación. En este sentido, la justificación más fácil y más evidente es, a veces, la religión. Si analizamos de cerca las causas de estos conflictos, muchas veces vemos que no están relacionados con la fe, sino que están provocados por argumentos o intenciones meramente humanas. En mi novela escribo sobre una mujer que pretende al mismo tiempo seguir los dogmas y alcanzar una relación espiritual con Dios. Sin embargo, ella se da cuenta de que existe una diferencia entre lo que es Dios y lo que es la Iglesia, algo que pasa en todas las culturas. A veces es difícil superar lo que dicen los humanos sobre Dios o la Iglesia para alcanzar una realidad divina.

La historia tiene lugar en la decadencia de Bizancio. ¿Qué fue lo que más le llamó la atención de la Constantinopla de aquella época?

Los bizantinos eran la bisagra entre Oriente y Occidente, pero eran mucho más sofisticados que los occidentales de aquella época, que eran unos bárbaros. No me sorprende nada que no les sentara bien que nosotros les dijéramos lo que tenían que hacer. Los occidentales éramos bastante básicos, nada sofisticados, no escribíamos ni leíamos, teníamos prejuicios, no éramos limpios, sino más bien despreciables, con tendencia a la traición… Me ha parecido interesante analizar las ideas y prejuicios que cada civilización tenía sobre la otra.

Se dice que Constantinopla era una ciudad intercultural...

En ella vivían hombres de casi cada raza. Sus habitantes no eran tan supersticiosos como nosotros y estaban más abiertos a las ideas. Por ejemplo, los cristianos pensaban que si estabas enfermo era porque habías pecado, por lo que, si confesabas este pecado, la enfermedad desaparecería. En cambio, los árabes eran conscientes de que la enfermedad era un problema del cuerpo y de que debías tomar una medicina para sanar. Era el principio de la medicina actual.

Sin noticias ni comentarios de sus años en prisión

La polémica llegó a la vida de Anne Perry, nacida Juliet Marion Hulme, a la temprana edad de quince años. Junto con una amiga de juventud, Pauline Yvonne Parker, participó en el asesinato de la madre de ésta, un crimen que conmocionó a toda Nueva Zelanda por la crueldad del método utilizado. Juliet y Pauline se ensañaron con su víctima hasta el punto de propinarle más de cuarenta golpes. La presunta razón fue la decisión de los padres de Juliet de trasladarla a un colegio de Sudáfrica y la negativa de los padres de Pauline a que las dos emigraran juntas.Las dos adolescentes pasaron su juventud en la cárcel en instituciones separadas y fueron liberadas con la condición de que no volvieran a encontrarse durante el resto de sus vidas. Aparentemente, ambas han cumplido y llevan cuarenta años sin verse. De hecho, no se tienen apenas datos de la trayectoria vital de Pauline. La fama adquirida por Juliet como autora de best sellers ha sido la causa de que nos llegaran datos con cuentagotas sobre su vida.El suceso fue llevado al cine en 2004 por Peter Jackson. El responsable de la adaptación cinematográfica de El Señor de los Anillos no contó con la ayuda de las protagonistas para rodar Criaturas celestiales, en la que Kate Winslet representa el papel de Perry.El director justifica en el filme que su adaptación está basada en los diarios escritos por las dos jóvenes con anterioridad al homicidio. Sin embargo, la principal obsesión de Pauline y Juliet, y su nexo de unión, era su afición a crear mundos inventados, por lo que no queda claro qué hay en la película de verdad o ficción.

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