La catarsis de Goldman
El viaje espiritual de Goldman Sachs dirige a la firma al punto de partida. El esperado informe del Comité de Normas Empresariales decepcionaría a cualquiera que esperara una reforma general. Sus 39 recomendaciones reafirman los principios que guían el negocio bancario. Pero junto la divulgación y una conformidad más intensa, Goldman puede encontrar un nuevo equilibrio con su circunscripción más importante: los clientes. Los ataques en la prensa en el Congreso y un acuerdo de 550 millones de dólares con el regulador dieron paso a un examen de conciencia. Se esperaba que Goldman encontrara una nueva religión. Eso no es lo que surge del libro de himnos de 63 páginas. Por el contrario, el consejo consiste en buena parte en ajustes en las prácticas y procedimientos internos. Por ejemplo, el comité recomienda que los empleados no sean juzgados solo por los números, también por lo bien que representan a la franquicia y establecen relaciones con los clientes. Aboga por la creación de una matriz que determine que productos son adecuados para los clientes.
Es cierto que suena como MBA mumbo jumbo. La apuesta es que los empleados de Goldman lean el documento detenidamente y piensen dos veces sobre conflictos potenciales y los intereses de los clientes. Para asegurar más que lo hacen, la firma está llevando a cabo una iniciativa de formación en torno a las recomendaciones para el personal de alto nivel, encabezada por el jefe Lloyd Blankfein. El mensaje primordial es claro: Goldman vive y muere por su reputación. Goldman se abrirá un poco. El banco reportará los ingresos de cuatro grupos de negocios en lugar de tres. El balance general de Goldman expondrá los activos de la división, incluida la información sobre las posiciones de liquidez y el margen de préstamos de los clientes. Estas revelaciones pueden ser catárticas para Goldman y tranquilizadoras para los inversores. Sin esa confianza, la capacidad de la firma para arrancar honorarios está en peligro. Goldman muestra que verdaderamente es inteligente.
Jeffrey GoldFarb