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Emilio Miguel Mitre. Arquitecto bioclimático

"La rehabilitación es ahora el mercado más potente"

Este vallisoletano de 52 años apostó en los años ochenta por un tipo de arquitectura que se nutría del entorno para existir. Por su contribución a la edificación bioclimática acaba de ser doblemente galardonado por la Junta de Castilla y León

Cuando en los ochenta Mitre partió a EE UU para estudiar un máster sobre arquitectura bioclimática, aún no se conocían términos como capa de ozono. Su apuesta ha tardado veinte años en ser reconocida en España, donde el arquitecto vallisoletano ve ahora una tendencia al alza imparable por la urgencia de cambiar el modelo cortoplacista que ha caracterizado la edificación.

PREGUNTA. ¿Vende la arquitectura bioclimática?

RESPUESTA. La edificación sostenible está creciendo de forma tremenda. En una época de crisis como esta se han de buscar nuevas maneras de hacer las cosas. Y aunque esto se dice desde hace tiempo, ahora en España despierta interés y atención. Yo trabajo en la arquitectura bioclimática desde 1983, me fui a estudiarla a EE UU porque me parecía que era una cuestión importante.

P. ¿Qué le faltaba a la arquitectura en España?

R. Para mí era totalmente arbitraria, dependía de los gustos, y no está mal, muchos artistas hacen eso, pero este es un arte utilitario, más bien un oficio, me parecía que faltaban criterios más serios. Es importante que un edificio responda a la belleza o a que se mantenga, ya lo decía Vitruvio (arquitecto de Julio César), pero también afirmaba que el edificio tiene que responder al entorno ambiental. Es lo que yo llamo que dentro del edificio haga bueno la mayor parte del tiempo. Si el edificio sabe hacer eso, las instalaciones que luego se necesiten serán más pequeñas, más manejables y el confort será mejor. Si el sol entra y calienta, ya no se necesita encender la caldera. Si en verano no entra el sol y el edificio tiene estabilidad, no requiere aire acondicionado.

P. ¿Está preparado el mercado para asumir este tipo de edificación ahora?

R. ¿Y por qué no? ¿Cuál sería el problema.

P. ¿Por ejemplo, el parón de la vivienda de nueva construcción?

R. Entonces habrá que rehabilitar la vivienda existente, se puede hacer. Ese es ahora uno de los mercados más potentes. Es en la ciudad donde tenemos que intervenir. España tiene un parque de 20 millones de viviendas y hay dos millones vacías, y de ese parque el 95% está mal aislado, lo que se puede hacer es mucho. La idea de cómo debe de ser una casa la tenemos bastante clara, lo que pasa es que cuando nos ponemos a hacer ciudades priman otros aspectos.

P. ¿Hace falta otro tipo de política urbanística?

R. Claro, puede facilitar muchísimo las cosas o complicarlas. El urbanismo bioclimático ya lo aplicaban los romanos, como el derecho al sol. No podía ser que un vecino arrojara sombra a otro, y con ello se acababan decidiendo las dimensiones de las calles. Las ciudades actuales no son así. Por ejemplo, la Gran Vía de Madrid es muy densa y sería muy difícil hacer las mejores intervenciones, pero con unas razonables se podría reducir el consumo energético un 30%. Los edificios gastan entre el 40% y el 45% de la energía de los países.

En corto. "La lógica económica ha sido torpe"

Arquitectura, Energía y Medio Ambiente (Alia), el estudio que Emilio Miguel Mitre y Carlos Expósito crearon en 2001, es prácticamente el único en España que ha participado en los tres últimos congresos internacionales de arquitectura bioclimática.¿De qué países hay que aprender?De todos distintas cosas, se trata de un movimiento mundial. Aún es embrionario, pero arranca de la sociedad civil y, por ello, es muy significativo y potente. El edificio siempre ha sido el eterno olvidado, aunque ya empezamos a tener voz en las cumbres sobre el clima. Reino Unido está desarrollando un debate muy importante y muy bien llevado sobre edificación sostenible, los empresarios de alto nivel están muy interesados en el tema.¿Por qué no se apuesta por una edificación tan eficaz?Cuesta un poco más, pero los beneficios son muy grandes, se consume menos energía y se contamina menos. La energía más barata es la que viene del sol, lo que no hemos hecho bien es poner en pie los medios de transformarla y que nos sea útil. Es mucho más fácil vender petróleo. La lógica económica ha sido torpe. La economía es el gobierno de la casa, eco significa casa. No es un buen gobierno de la casa consumir en un siglo reservas que han tardado cientos de miles de años en generarse, y de una manera tan torpe.

Seis grados bajo cero fuera y doce grados dentro, sin calefacción

El de la Asociación para la Atención a Personas con Discapacidad Intelectual y sus Familias (Asprona) de Albacete es, con certeza, uno de los edificios más eficaces del mapa español. Para Mitre, "es un ejemplo de la arquitectura bioclimática que realizamos, muy estudiada". El centro se ha financiado con los fondos europeos Feder y en él ha colaborado el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat). El centro acaba de recibir el Premio a la Mejor Construcción Sostenible de Castilla y León.La parcela donde se ha levantado cuenta con una baza idónea, "es el sur perfecto", explica Mitre; es decir, por su orientación, recibe sol durante todo el día. En este edificio de 5.000 metros cuadrados distribuidos en zonas mixtas y de trabajo, "la jardinería está en simbiosis, crea ambientes". Su cubierta es ajardinada y está repleta de plantas aromáticas, gastronómicas y medicinales. La cocina solo funcionará a base de sol y entre sus utensilios figurará una piedra negra, "para hacer huevos a la piedra", añade Mitre. El aparcamiento está cubierto por una pérgola de diversos tipos de parras, con lo que "tendremos nuestra propia cosecha de vino". Las hiedras que pueblan la pradera sobre la que se levantará la asociación, que tiene previsto inaugurarse a principios de 2011, servirán de pulmón en verano. "En invierno respirará por la fachada sur, que es su parte más energética". Este equilibrio energético hace que hasta hace unos días no hiciera falta aún encender la calefacción. Mientras en el exterior la temperatura bajó hasta seis grados bajo cero, dentro el edificio se mantenía a doce grados. "Sigue una lógica de que se calienta con el sol, se ventila bien, se aísla, los aislamientos son el doble o el triple de los que exige la normativa", resume.

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