Rosell pone a trabajar a la CEOE
El flamante presidente de la patronal, Juan Rosell, hizo público ayer su equipo directivo para ponerse a trabajar y enjugar el retraso acumulado en el diálogo social por la negligencia colectiva del Gobierno, de la CEOE y de los sindicatos. Cierto es que la crisis institucional en la que el ex presidente Gerardo Díaz Ferrán ha embarcado a la CEOE en el último año ha impedido que la búsqueda de acuerdos para combatir la crisis caminase a velocidad de crucero; pero no es menos cierto que ni los cambios de opinión y de estado de ánimo del Gobierno han ayudado, como tampoco lo ha hecho la política de rechazo sistemático practicada por los sindicatos.
La CEOE sí ha mantenido abierta la negociación de las condiciones salariales, con un pacto a tres años que concluye en diciembre de 2012, una vez que se constató que las posibilidades de acuerdo con el Gobierno en torno a la política económica eran muy escasas por las prácticas expansivas en materia fiscal de José Luis Rodríguez Zapatero, bruscamente corregidas desde mayo de este año.
Ahora ya no hay excusas, porque el calendario tiene a la economía contra las cuerdas, con una soterrada pero incesante presión de nuestros financiadores. Juan Rosell ya mostró su disposición a la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, a contribuir a mejorar el clima económico y colaborar con las reformas que están sobre la mesa, y que deben conducir a un estricto control de las finanzas públicas. Para ello, Rosell ha construido un equipo directivo que casi cabe en un ascensor, con solo nueve vicepresidentes frente a los 21 de Díaz Ferrán, y con el secretario general que ya ha dirigido en la sombra el día a día de la patronal en los últimos años.
Las convicciones de la CEOE no van a cambiar porque lo haga su presidente, que nace con el plus de ser el primero que se somete al escrutinio electoral: defensa de la iniciativa privada y la libre empresa; defensa de cuantas políticas mejoren la competitividad de la economía (flexibilidad laboral, control del gasto público, costes competitivos en los inputs y factores, formación adecuada a las necesidades de la empresa); defensa de la unidad de mercado; y defensa de un Estado del bienestar de dimensiones financiables y no limitativo de la actividad económica.
Con un equipo en el que, además de la presencia jerarquizante de la CEIM y de Cepyme, tiene más peso específico la estructura sectorial que la territorial, la CEOE tiene que contribuir de forma determinante a la reforma de los convenios colectivos, para adaptarlos a las necesidades de las empresas, y a la reforma de las pensiones, puesto que son las corporaciones, pequeñas, medianas y grandes, las que financian la parte del león del sistema, así como a cuantas reformas contribuyan a recomponer la confianza perdida en la economía española.