Europa ahorrará hasta 300.000 millones con la zona de pagos del euro
La ventaja para los clientes triplica la inversión que afronta la banca.
Europa ha puesto sobre la balanza los costes y las ventajas que conlleva la implementación de unos estándares comunes para tramitar pagos electrónicos en todos los países de la región. Según la Comisión Europea (CE), se puede lograr un ahorro de hasta 300.000 millones de euros en seis años si todo el mundo se vuelca en la adopción de la llamada zona única de pagos del euros (SEPA, en inglés). Este importe incluye tanto las partidas directas como las indirectas.
La SEPA es una iniciativa desarrollada por la banca europea con el beneplácito de la CE y el Banco Central Europeo (BCE). Su finalidad es alcanzar en operaciones electrónicas como transferencias, domiciliaciones o tarjetas, la unidad de uso que existe con monedas y billetes. Es decir, sustituir los 27 protocolos nacionales por un estándar común para la región.
Un informe elaborado por Capgemini estima que por el lado de la demanda de servicios de pago (es decir, de los clientes) se puede lograr un ahorro directo de 175.000 millones. De esta cantidad, 84.000 millones corresponderían a gastos operativos gracias a la integración de mercado. Un objetivo de la CE y el BCE es que los sistemas de pago dejen de ser un coto privado de la banca. Las autoridades desean que nuevos actores (firmas distribución, energía, telefonía...) pongan un pie en este negocio y estimulen la competencia.
La otra gran partida de ahorro corresponde a la instauración de un sistema de cuentas corrientes que sean operativas con carácter transfronterizo. Por esa vía los clientes se ahorrarán 91.000 millones. ¿Pero cuál es la diferencia con la situación actual? Muy simple: tanto una empresa con presencia en varios mercados como un ciudadano con una segunda vivienda fuera de su país podrán atender los cargos que les vengan (agua, luz, teléfono, impuestos, proveedores...) en la cuenta de su banco de toda la vida. No necesitarán convertirse en clientes de otra entidad en el extranjero.
Por el lado de la oferta (en esencia, la banca), el informe de Capgemini estima que será necesaria una inversión de 52.000 millones para desplegar SEPA. Esta cifra apenas representa el 30% de los ahorros directos potenciales.
Un proceso que afecta a todo el mundo
A pesar de ser desconocida, la SEPA involucra a todo el mundo en Europa. Solo en la eurozona afecta 321,5 millones de ciudadanos, 18 millones de compañías, 8.000 bancos, 5,75 millones comercios y 293.000 cajeros automáticos. Pero como toca a toda la UE, involucra a 500 millones de habitantes. Poca gente sabe que en enero de 2008 se puso en marcha la transferencia SEPA (SCT) y que, en noviembre de 2009, apareció el adeudo SEPA (SDD). Particulares y empresas aún recurren al sistema nacional (en España, al código cuenta cliente, CCC) en vez de optar por su número internacional de cuenta bancaria (IBAN) para tramitar órdenes. La lentitud de la migración -al actual ritmo se tardaría 30 años en completarla-, Bruselas y Fráncfort han puesto fecha de caducidad a los sistemas de pago nacionales: 2012.