Más allá del año Jacobeo
La Ciudad de la Cultura, la gran obra emblemática de la modernidad compostelana, abre al público dos de sus seis edificios a principios de enero.
Un pulpo a feira con una taza de ribeiro en una tabernilla típica. O bien un paseo por las minúsculas y recónditas tascas de la Rúa do Franco o por las cubiertas de la catedral al compás de la gaita. Un recorrido por el basilical mercado de abastos, y una visita obligada a la colina del Monte Gaiás donde se levanta la Ciudad de la Cultura, una macroobra de seis edificios en forma de vieira o montaña rusa que reinterpreta el accidentado casco antiguo de Santiago de Compostela y que, después de una década en construcción, estrena el 11 de enero sus dos primeros edificios, la biblioteca y el archivo.
La Xunta pretende que este monumento, equivalente a unos seis campos de fútbol y diseñada por el estadounidense Peter Eisenman, se convierta en un emblema arquitectónico vanguardista. La Fundación, que gestiona la obra, organiza visitas guiadas de grupos reducidos y hasta febrero expone Dos libros de Galicia, unos manuscritos sobre la identidad gallega. El museo, un centro de arte escénico, otro internacional y el de servicios, con área de congresos, completan el monumento, aún en obras.
Santiago, Patrimonio de la Humanidad, es rural y cosmopolita. Y más allá de la peregrinación y el misticismo que la envuelve, y que se ha intensificado durante este año Jacobeo, es música, cultura y gastronomía. "Una metrópoli que transmite buen rollo", afirma uno de sus 95.000 vecinos. Así, el principal desafío de su Oficina de Turismo es trasladar en épocas no santas sensaciones que hagan sentir que estás en Galicia. Brindar productos de su tierra, su historia medieval de estética barroca y encantos geográficos. Además, esa atmósfera melancólica, la calidez de su gente, la tranquilidad de sus calles y el olor a monte y a mar que confluyen en sus alrededores hacen de la ciudad un destino de relax.
El mayor valor arquitectónico tradicional se concentra en la plaza del Obradoiro, la antítesis de una plaza Mayor por la diversidad de sus estilos. Allí convergen cinco edificios: la catedral, de fachada barroca y renacentista en su interior, que en 2011 celebra el 800 aniversario de su consagración. También, el neoclásico Palacio de Rajoy, sede del Ayuntamiento; el antiguo Hospital Real, gótico, hoy Parador Nacional de Turismo; el románico Palacio Arzobispal de Xelmírez, y el renacentista Colegio de San Xerome, donde está el rectorado de la universidad.
Lo religioso sigue siendo la identidad de Santiago. Por eso, para clausurar este Año Santo, que atrajo a 300.000 peregrinos y 2,1 millones de visitantes, se puede asistir al cierre de la Puerta Santa el próximo 31, que no se reabrirá hasta el Jacobeo de 2021. Pero la ciudad destaca también por rituales nocturnos más terrenales, que nacen en la intimidad del café Trafalgar, Casino, París, Derby, y de las tabernas O Gato Negro y Dakar.
Guía para el viajero
Cómo irLas low cost Vueling y Ryanair ofrecen varios vuelos diarios desde Madrid, además de las tradicionales Iberia y Air Europa.Dónde dormirEl Parador Nacional de Turismo (cinco estrellas), en la Plaza del Obradoiro (98 158 2200); el también cinco estrellas NH Obradoiro, a 10 minutos del centro histórico (nhobradoiro@nh-hotels.com), o el A Quinta da Auga Spa (cuatro estrellas), a tres kilómetros de la ciudad, (reservas@aquintadaauga.com).Dónde comerEl restaurante El Mercadito ofrece un menú degustación de diseño gallego. En Don Gaiferos y Enxebre sirven el plato típico, pulpo a feira, y una variedad de raciones de mariscos para compartir, acompañado de un ribeiro o un albariño.