æscaron;ltima jugada de Japón para crecer
La reducción del 5% en el impuesto de sociedades anunciado por el primer ministro, Naoto Kan, cambia sin duda la política económica keynesiana por la de estímulos de la oferta. Es un riesgo, pero las políticas de austeridad, suficientes para detener el crecimiento de la deuda, serían un suicidio económico y político. Si la nueva propuesta aviva el crecimiento, la enfermedad nipona durante años podría llegar a su fin.
Japón parecía atrapado en un futuro de bajo crecimiento y un nivel de deuda pública que lo conducía al impago. Incluso con tipos de interés cercanos a cero, el plan del Gobierno del Partido Democrático de 44 billones de yenes para la emisión de obligaciones netas en 2011 y 2012 representa un déficit del 9% del PIB y eleva la carga de la deuda.
Con Junichiro Koizumi, a principios de 2000, Japón intentó bajar su déficit presupuestario, manteniendo la ratio de la deuda bajo control. Pero la repetición de programas de estímulos fiscales desde Koizumi han impulsado el déficit y la tasa de la deuda respecto del PIB. El FMI pronosticó en julio que la ratio podría llegar al 227% para finales de año. Con el endeudamiento del Gobierno por encima del 60% de su gasto, es probable que ahora sea imposible corregir la situación fiscal a través de la austeridad.
Pero la propuesta de Kan, de recortar el impuesto de sociedades (en el 40%) a partir de abril, sugiere un enfoque alternativo para fomentar el crecimiento mediante la reforma de la oferta. Así, compensa los bajos beneficios por el alza del yen y alienta la inversión de empresas locales.
Las tasas de crecimiento han mejorado por encima de lo estimado, pero aún son sombrías. Y la subida del 0,4% de los precios en octubre sugiere que la deflación no es su principal desafío.
M. Hutchinson