Nuevas tarjetas, viejos hábitos
Prácticamente todos los españoles han estrenado tarjeta este año. Bancos, cajas y cooperativas han repartido entre sus clientes una gama de plásticos de última generación, con chip incorporado. Esta medida de alcance europeo busca incrementar la seguridad de las transacciones porque, al contrario que los productos de banda magnética de toda la vida, el chip no puede ser clonado. Además, ahora es obligatorio que cada individuo introduzca su pin cada vez que realiza una compra en un comercio. Así se identifica como el auténtico titular de la tarjeta. Pero a pesar de que ese tecleo debería ser suficiente para ratificar la legitimidad de la transacción, los viejos hábitos tardan en morir. Los dependientes de las tiendas españolas aún solicitan el DNI cuando alguien paga con dinero de plástico. La identificación se duplica.