_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Kuwait acude en ayuda de Areva

Euro a euro, Areva está reuniendo los millones que necesita para financiar sus planes de inversión. El constructor de centrales nucleares no ha recibido mucha ayuda del Estado francés, que posee, directa o indirectamente, alrededor del 80% del grupo. El Gobierno, fiscalmente atado, no puede satisfacer las necesidades de Areva, unos 12.000 millones de euros en los próximos años. Esto no impidió desbaratar los planes de la compañía para cotizar hace cinco años, y la intromisión en su búsqueda de socios estratégicos.

Ahora París ha visto la luz, con una pequeña ayuda de Kuwait. Los inversores no tienen prisa. Convertirse en accionistas minoritarios en una compañía nuclear propiedad del Estado, con mínima influencia sobre su estrategia, no es la idea de inversión feliz -particularmente desde que Areva ha tenido dificultades para desarrollar su nueva generación de productos-. Kuwait está dispuesto a tomar dos tercios de los 900 millones de aumento de capital a cambio del 5% de Areva.

La historia de Areva cambió a peor cuando Sarkozy decidió tomar cartas en el asunto, buscando asociaciones más estrechas entre Areva y EDF, el gigante francés de la electricidad. La principal consecuencia de la intromisión de Sarkozy fue perder la asociación con Siemens y llegar a un acuerdo con la rusa Rosatom.

Areva ha vendido activos y acciones en algunas compañías francesas para financiar parcialmente sus necesidades de inversión. También ha acudido a Qatar, cuya demanda de una participación en las minas de uranio de Areva fue considerada inaceptable. La japonesa Mitsubishi estaría dispuesta a invertir, pero EDF se apoya en el Gobierno para defenderse del grupo japonés.

Ahora el Gobierno ha cerrado el círculo y la cotización se encuentra en la agenda de nuevo. Significaría el fin de las tribulaciones del accionariado de Areva. El Gobierno ha aprendido las lecciones de su propia calamitosa intromisión.

Por George Hay

Archivado En

_
_