Leopard, Arabia Saudí y un contrato incierto
Vender la piel del oso antes de cazarlo no suele ser un buen negocio. Y algo de eso hay en la posible venta de unos 250 tanques Leopard por parte de España a Arabia Saudí que el Gobierno ha presentado como la operación armamentística más importante desarrollada por nuestro país.
Si la transacción se cierra como pretende el Ejecutivo, la venta podría rondar los 3.000 millones de euros y garantizaría el futuro de Santa Bárbara (filial de la estadounidense General Dynamics) al asegurar una década de carga de trabajo. El problema es que todavía hay muchos flecos pendientes. Y, como advirtió recientemente en el Senado el presidente de la patronal de defensa, el ex ministro García Vargas, muchas de las grandes ventas anunciadas en el sector en los últimos 15 años, al final, "no han tenido la aplicación en detalle" prevista.
Para empezar, no está tan claro que Arabia Saudí se haya decidido ya por el Leopard. Tras la visita del ministro adjunto de Defensa, Khaled bin Sultan, a España hace mes y medio, un portavoz saudí subrayó que la oferta española era una más de las que estaban examinando para ampliar el número de blindados del emirato y que hay "otros países" interesados en hacerse con el contrato.
En segundo lugar, la operación exigiría la firma de un nuevo contrato entre la industria española y las empresas alemanas propietarias de las patentes del Leopard: Krauss-Maffei Wegmann (KWM) y Rheinmetall. El acuerdo de 1998 por el que España compró 223 Leopard y 16 carros de recuperación, con Santa Bárbara como contratista principal, no vale para fabricar y vender los tanques a Arabia Saudí. Y el caso es que, a día de hoy, todavía no se han iniciado los contactos con la parte alemana, según han reconocido fuentes de KWM.
En el Gobierno están convencidos de que las negociaciones con la parte alemana no serán un problema, ya que los socios germanos conseguirían carga de trabajo de una venta para la que no han tenido que movilizar recursos. El Ejecutivo pretende que el nuevo contrato que se firme garantice mayor participación a la industria española que el de 1998. Entonces se pactó un reparto del 60% para las empresas españolas y del 40% para las alemana. No obstante, los problemas en la ejecución real del programa han llevado a que el peso de la industria germana sea superior en la práctica.
Otro de los aspectos que queda por resolver para cerrar la operación con Arabia Saudí es el reparto de tareas entre las empresas españolas que vayan a participar. Una de las posibilidades que se baraja es que el contratista principal sea una joint venture que se crearía al efecto entre Santa Bárbara e Indra.
¿Cuál es el mayor reto en el aspecto técnico? Dado que la idea es vender a los saudíes, básicamente, la versión españolizada del Leopard, la principal modificación que habría que hacer es la instalación de un sistema de aire acondicionado.
En resumen: que todavía queda mucho por aclarar en esta operación. O, como decía un profesor universitario, a día de hoy "lo más seguro es que quién sabe".