Iberia pacta el futuro con su plantilla
El acuerdo alcanzado entre la dirección de Iberia y los tripulantes de cabina de pasajeros (TCP) y el previsible pacto con los pilotos despeja la posibilidad de que Iberia opere con una franquicia de servicios de bajo coste. Esta es una actividad que despreció en su tiempo y a la que ha sucumbido tras ver la creciente cuota de mercado que ha generado, y que ha convertido a Ryanair en la primera aerolínea europea por capitalización, volumen de tráfico y beneficios. Tras un intento fallido con Clickair, que terminó en manos de Vueling pero que sirvió para sellar los saltos low cost desde Madrid en favor de Iberia, la antigua compañía de bandera pone en marcha IberiaExpress. Usará para ello tripulación de su plantilla, con la que ha pactado una horquilla generosa de movilidad de funciones, tanto entre las azafatas como entre los pilotos, así como una disposición propia de compañía de bajo coste en los tiempos empleados para escalas.
Esta buena disposición de su personal permitirá a la aerolínea entrar de lleno en una fracción del mercado que hoy moviliza ya a casi uno de cada dos pasajeros y que ha cambiado el negocio, entre otras cosas, incrementando la masa crítica del negocio por una reducción descomunal de las tarifas. Iberia abre ahora una brecha en un mercado en crecimiento constante, desde la posición de ventaja que le proporciona el hub de Madrid, y que es el mejor complemento para una compañía que tiene una envidiable presencia en rutas intercontinentales. Los tiempos han cambiado, y la fuerza de los hechos ha abierto la reflexión en colectivos laborales rígidos, con comportamientos corporativos de rechazo a la libertad de mercado. Los pilotos, los tripulantes de cabina y el personal de tierra de las aerolíneas, hace unos años resistentes a ceder parte de sus privilegios amparados en un mercado cerrado, defienden ahora sus posiciones aceptando las peticiones de las aerolíneas.
La ambición de la dirección de Iberia ha apostado por crecer, frente a otras compañías que han optado por cerrar líneas de negocio y reducir costes. Su nueva marca nace con la voluntad de competir en las líneas más rentables de las low cost, muchos de cuyos destinos están en España. Así pues, con la apuesta de la aerolínea española no solo ganará la empresa, sino la economía de las zonas españolas de costa o las principales ciudades, que verán aumentar las plazas aéreas de bajo coste hacia sus aeropuertos, y, por extensión, la clientela española que disfrutará de una mayor oferta de vuelos más baratos y el aumento de la competencia.
British Airways, socio de Iberia, debería tomar nota de la modélica transformación de la compañía española. Los TCP británicos llevan una veintena de huelgas al negarse a asumir tareas como recoger la basura de los aviones, una resistencia hacia ninguna parte, pues la realidad acabará imponiendo a todos el camino iniciado por Iberia.