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Viaje

Consumismo con encanto

Los mercadillos alemanes de Navidad, abiertos hasta el día 24, son un marco de ensueño para las compras.

Ningún lugar de Europa disfruta de la Navidad como Alemania. Allí se combinan la belleza de las plazas en las que se instalan los mercadillos, la capacidad comercial de los lugareños y el entorno nevado, apacible. Ni las escasas horas de luz ni el terrible frío propios de estas fechas apagan el entusiasmo por los Weinachtsmarket, los mercadillos navideños, que abren solo las cuatro semanas de Adviento, las previas a Nochebuena.

El mercadillo navideño más antiguo es, al parecer, el de la pequeña localidad de Bautzen, en el Este, del que existe constancia escrita desde 1384. Sin embargo, fue en las regiones de Baviera, Renania y Baden-Wuttenberg donde estos eventos se han convertido en atracciones para cientos de visitantes de todo el mundo.

La plaza comercial que presume de mayor número de visitantes, unos tres millones y medio anuales, es la de Stuttgart. Con una pista de hielo y un tren en su centro, en él pueden hacerse las tradicionales compras de artesanía, juegos infantiles artesanos o productos delicatessen.

El de Stuttgart es el más popular, el de Nuremberg dice ser el mejor, y los de Berlín, los más lujosos

Con unos dos millones de visitantes aparecen después los de Nuremberg y Dresde. El primero fue elegido como el mejor mercadillo de Navidad del mundo. Es inaugurado cada año por una jovencita local vestida de ángel, que recita la bienvenida: "El niño Dios invita a su mercado y quien venga será bienvenido". La tecnología ha llegado aquí: las candidatas a ese honor se presentan por internet y el público vota online a sus favoritas. Un jurado elige a la ganadora.

En Nuremberg existen algunas tradiciones particulares de interés, como el momento en que se queman 9.000 litros de ponche que es inmediatamente consumido por los asistentes, o la presencia de puestos con productos de la veintena de ciudades hermanadas con la localidad germana.

Dresde, de cuyo mercadillo existe constancia escrita desde 1434, denomina a su cita como Striezelmarkt, debido a un tradicional pastel de frutas, el striezel, uno de sus productos estrella.

Colonia aprovecha la belleza de su catedral gótica -donde, además, se albergan las reliquias de los Reyes Magos- para albergar un hermoso mercado medieval, uno de los seis de la ciudad. Además, entre Colonia y Düsseldorf recorre el Rin una ruta fluvial navideña que visita frecuentemente el propio Santa Claus.

Con no menos de 50 mercadillos por toda la ciudad, Berlín se convierte en una fiesta más prolongada que el resto del país, puesto que es el único lugar en que se prolongan las ventas hasta pasado Año Nuevo. El nuevo mercado de Opernpalais es uno de los más lujosos del país y hace pagar entrada, aunque tampoco conviene perderse los de Charlottenburg, Mitte o el popular de Gendarmenmarkt.

Las grandes ciudades como Fráncfort o Múnich cuentan igualmente con mercados de sabor propio, si bien Dortmund presume de contar con el más extenso. Con todo, los expertos recomiendan visitar mejor los de ciudades pequeñas, algunas de tanto caché histórico como Trier, antigua Augusta Treveris romana, o Aachen, la Aquisgrán que albergó la corte de Carlomagno.

Consejos para el viajero

Cómo ir. Dada la afluencia de turistas alemanes a España para escapar del frío, tomar vuelos hacia allí es relativamente barato para los españoles incluso con la proximidad de las fiestas. Puede elegirse viajar en avión hasta Düsseldorf, desde donde es fácil llegar hasta Colonia, Aachen o Dortmund, o bien a Múnich, desde donde se encuentran a distancias cómodas Ausburgo, Nuremberg o incluso Sttugart, que también tiene aeropuerto importante aunque con menos conexiones con España. Lufthansa o Iberia son las opciones más cómodas, aunque no faltan alternativas low cost.Dónde dormir. Los hoteles de negocios de Fráncfort ofrecen tarifas ventajosas en estas fechas poco frecuentadas por sus clientes habituales. Buenos ejemplos pueden ser el NH Frankfurt City, en la zona peatonal de la ciudad, o el Holiday Inn Frankfurt.Dónde comer. En este caso no cabe sino recomendar el disfrute de la gastronomía popular alemana, uno de los puntos fuertes de estos mercadillos. Las bebidas tradicionales, pensadas para su disfrute con el frío, son el glühwein, un vino caliente con especies de gusto un tanto difícil para los novatos, y el eierpunsch, ponche de huevo. Abundan los puestos de salchichas, pan especiado, pretzel, castañas y manzanas asadas, y para regalar o como golosina, postres navideños como galletas, frutos secos, fruta escarchada y contundentes pasteles.

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