El británico Tchenguiz quiere comprar la sede de Santander en Madrid
El magnate británico del sector de la propiedad Robert Tchenguiz encabeza un consorcio apoyado por capital de Abu Dabi que aspira a hacerse con la sede operativa del grupo Santander en Madrid -conocida como la Ciudad Financiera, situada en Boadilla del Monte-, valorada en 2.300 millones de euros, según publicó ayer el diario Financial Times.
Según el periódico británico el consorcio, que cuenta con el apoyo de Aabar, vehículo inversor del emirato, ha acordado la compra de unos 200 millones de libras (234 millones de euros) en créditos del Royal Bank of Scotland (RBS) con los que se financió la compra de ese complejo integrado por nueve edificios.
El banco español obtuvo a su vez un lease o alquiler para continuar en el edificio por otros 40 años. Si venciesen los créditos de RBS o se incumpliesen los plazos de devolución de la deuda, el consorcio que encabeza Tchenguiz tendría la oportunidad de intentar hacerse con el control del complejo inmobiliario en una operación conocida en inglés como loan to own (prestar para convertirse en propietario).
Ese tipo de estrategias son más habituales en Estados Unidos, donde es fácil comprar deuda problemática para hacerse con el control de la propiedad correspondiente que en Europa, donde puede llevar a largos procesos judiciales. Esa operación de compra de deuda marca el regreso de Robert Tchenguiz al mercado inmobiliario tras varios años en los que se dedicó a inversiones en el sector del ocio y en el comercio minorista. De efectuarse la operación tendría escasas repercusiones para Santander, ya que él ya es solo inquilino de los edificios.
Operación secundada por la banca
El complejo inmobiliario del grupo Santander en Madrid es propiedad de Glenn Maud y Dereck Quinlan, empresarios británicos inmobiliarios, que lo adquirieron al banco que preside Emilio Botín en 2008 en una de las mayores operaciones del sector inmobiliario realizadas en Europa. Esta operación sorprendió al mercado español, pero al final se convirtió en un ejemplo para el resto de las entidades, que han secundado esta operación de venta y posterior alquiler de sus sedes y oficinas. El Banco de España, de hecho, optó por recomendar a la banca secundar la operación.