La UE y el FMI siembran nuevas dudas sobre la deuda pública de la zona euro
La Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional inquietaron ayer de nuevo a los mercados al reabrir el debate sobre los mecanismos de rescate de la zona euro y la posibilidad de emitir eurobonos para evitar los ataques especulativos.
La UE dio ayer otro bandazo en su errática gestión de la crisis de la deuda soberana.
La semana pasada conseguía calmar a los mercados con el rescate de Irlanda y el principio de acuerdo sobre el futuro Mecanismo europeo de estabilidad (28 de noviembre), y la intervención del BCE (2 de diciembre).
Pero ayer, los ministros de Economía de la zona euro (Eurogrupo) y el FMI cometieron la torpeza de sembrar nuevas inquietudes en torno a la deuda pública de los socios de la Unión Monetaria.
Primero, aireando la posible insuficiencia de los mecanismos de rescate existentes. Y después, planteando la necesidad de emitir deuda de manera conjunta (eurobonos) para evitar los ataques especulativos y mejorar la liquidez de esos títulos.
A la temeridad de abrir esos debates en un momento de tanta volatilidad se añadió a lo largo del lunes la constatación de que las discrepancias entre los socios no permitirán zanjar ninguna de las dos cuestiones de manera expeditiva y satisfactoria para los mercados, en particular, la de los eurobonos.
La tensión hizo mella de manera inmediata en los diferenciales de la deuda de los países más vulnerables con el bono alemán, que volvieron a ampliarse. El primer desliz llegó por parte del presidente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, que participó en la reunión del Eurogrupo para reclamar una ampliación de los fondos de rescate creados a raíz de la crisis griega y dotados con 750.000 millones de euros.
Esos fondos se estrenarán hoy con la aprobación por parte del Ecofin (ministros de Economía y Finanzas de la UE) del programa de ayudas a la República de Irlanda, que absorberá en total 67.500 millones de euros.
Strauss-Khan considera, según un informe citado por Reuters, que la cifra restante (682.500 millones) no basta para tejer una red de seguridad que evite el contagio de la crisis irlandesa a otros países de la zona euro. Las dudas del francés colocaron en el punto de mira a Portugal, España e Italia. Y el rechazo tajante de Berlín a una ampliación de los recursos dejó en el aire la capacidad del actual fondo de rescate.
Este debate, con todo, podría cerrarse en el marco de la prolongación del fondo de rescate (2013), con algún ministro partidario de doblar la cantidad disponible hasta billón y medio de euros.
Más inoportuna fue, en cambio, la irrupción de Jean-Claude Juncker y Giulio Tremonti, a la sazón, respectivamente, presidente luxemburgués en horas bajas del Eurogrupo y ministro de Economía de un Gobierno italiano que podría tener los días contados. Desde su precaria autoridad, Juncker y Tremonti abogaron ayer en una tribuna publicada en el Financial Times por la creación de eurobonos como respuesta a los problemas de la deuda soberana de varios países de la zona euro. La propuesta surgió de manera tan inopinada que incluso los posibles partidarios dudaron de su viabilidad a corto plazo.
"Me parece una posibilidad que se puede explorar", aceptó la vicepresidenta del Gobierno español, Elena Salgado, a su llegada al Eurogrupo en Bruselas. "Pero (...) no veo que sea posible de manera inmediata".
Más escéptico se mostró Olli Rehn, comisario europeo de Asuntos Económicos. "Se trata de una idea atractiva intelectualmente", apuntó no sin cierta ironía. Sobre todo porque la propia Comisión, en mayo, presentó a los ministros una propuesta similar al eurobono que el representante alemán hizo trizas en unos minutos.
Alemania tampoco tardó ayer mucho más en despedazar la propuesta de Juncker y Tremonti. La canciller alemana, Angela Merkel, rechazó la idea porque reduciría la competencia entre los Estados por obtener mejores condiciones en el mercado y desincentivaría la disciplina fiscal.
España vuelve a dar explicaciones
La intervención de Elena Salgado en el Eurogrupo para explicar las reformas fiscales o estructurales acometidas por España se está convirtiendo en una tradición de la cita mensual de los de ministros de Economía de la zona euro. Ayer, de nuevo, la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Economía intentó demostrar a sus homólogos el compromiso del Gobierno con el ajuste presupuestario. El enésimo rendimiento de cuentas incluyó el aumento de los impuestos al tabaco, la reforma de los servicios privados de contratación o las anunciadas privatizaciones parciales de aeropuertos y loterías. "Siempre comento, comentamos todos, las medidas que hemos adoptado", restó importancia Salgado a su intervención en declaraciones recogidas por la agencia Efe a la llegada de la vicepresidenta a Bruselas. En la reunión anterior, el pasado domingo, Salgado también minimizó la trascendencia de sus explicaciones, referidas entonces, entre otras cosas, a la contabilidad de las comunidades autónomas.