Otra vez gratis total para los controladores: no, por favor
El Gobierno corre otra vez el riesgo de cerrar este conflicto en falso. Si los controladores logran sellar el espacio aéreo a la brava, con una huelga ilegal, con una oleada de bajas médicas súbitas falseadas, y paralizan la actividad aeroportuaria de Barajas y Palma de Mallorca, secuestrando literalmente a casi medio millón de personas que quedan atrapadas en las terminales de decenas de aeropuertos, la solución no pueden ser paños calientes. La imagen de España, que está bastante deteriorada por otras cuestiones, no pueden encajar otro agravio como este sin que pase nada: este ejercicio de sabotaje a la economía de un país no puede salirle gratis a los controladores aéreos.
La práctica habitual ha sido siempre así con los controladores: huelgas de celo primero, reales después, y tras paralizar la actividad del transporte aéreo, siempre en fechas señaladas, eso si, a negociar con el Gobierno, ampliar los privilegios, ... y contador a cero otra vez. Nunca pasa nada. El ministro de Fomento ha heredado una situación en la que los controladores han ido acumulando privilegios que carecen de justificación, y que utilizan para gobernar ellos la navegación aérea, y en la que el Gobierno está únicamente para desatascar determinadas situaciones de conflictividad.
Cuando José Blanco ha intentado corregir determinadas situaciones de abuso en la relación laboral de este colectivo, con sueldos medios de más de 250.000 euros anuales, ha topado de nuevo con el conflicto. Y ahora con un conflicto generado en unas horas, de la manera más infame posible, y sin tener en cuenta las consecuencias que tiene para la imagen de España, para la economía nacional y para los intereses particulares de cientos de miles de ciudadanos que quedan atrapados en los aeropuertos.
Los consumidores de productos y servicios públicos han pasado en España muchas situaciones difíciles porque colectivos laborales privilegiados como este, con poderes especiales para presionar a las autoridades, han puesto de rodillas a la sociedad. La ausencia de una regulación de huelga como dios manda, por la pasividad de los Gobiernos sucesivos y la irresponsabilidad de los sindicatos, ha llevado ahora el caos a los aeropuertos. No puede ser que esta vez los controladores también se vayan de rositas. Si AENA ha pasado la tarde-noche del viernes diciendo que la actuación de los controladores es delito, debe actuar en consecuencia. Debe abrir expedientes y ejecutar despidos irrevocables e inhabilitar para esta tarea o cualquier otra al servicio de las administraciones públicas a los responsables de este atropello.
No puede salirle gratis total este conflicto a los controladores, porque a la ciudadanía no le sale gratis.