Hasta los bonos 'top' pueden caer
La historia de amor de los inversores con los bonos del Gobierno de alta calidad está perdiendo ímpetu.
En primer lugar, los precios. Por lo general, los bonos rinden más que las acciones. Pero desde 2007 la prima -600 puntos básicos para EE UU en 1995- ha sido prácticamente borrada. En Japón y Alemania, las acciones rinden ahora más que los bonos. En EE UU el diferencial se ha estrechado drásticamente: la rentabilidad del bono del Tesoro a 10 años es del 2,9%; la del S&P, del 2,4%.
Desde 1990 la rentabilidad del dividiendo mundial, según Datastream, se ha mantenido en torno al 2%, mientras que el bono a 10 años ha pagado un promedio de 3 puntos porcentuales más.
Además de precio, hay una garantía. Los títulos públicos de EE UU, Alemania y Japón son seguros, sobre todo en comparación con los préstamos de las naciones periféricas de la UE. Pero la naturaleza de los contratos de los bonos puede cambiar. El cambio es más probable en Europa, donde Angela Merkel urge recortes en el sector privado. El cambio solo se aplicará a las nuevas emisiones. Pero para los inversores, los contratos son sagrados y algunos pueden salir de los bonos.
En la actualidad, los bonos dan una compensación adecuada para otro de los grandes riesgos del crédito: la inflación. Los bonos del Tesoro de EE UU rinden casi el doble que la inflación y pagan casi tres veces el IPC alemán. Los bonos seguirán siendo populares siempre que la inflación sea una amenaza. Los bonos todavía son muy recomendables, en particular porque pueden garantizar las obligaciones de los fondos de pensiones, Pero incluso los soberanos de alta calidad deben ser sostenidos por algo más que comodidad. Si las creencias de los inversores se diluyen, los bonos rápidamente podrían perder terreno.
Robert Cole