Google extiende largos y polémicos tentáculos
Con solo 12 años de vida y seis años de presencia en las Bolsas, Google es ya un gigante tecnológico con 23.331 empleados, capaz de facturar 7.300 millones de dólares (unos 5.600 millones de euros) en un trimestre y de haber amasado una fortuna de 33.400 millones.
El negocio de Google nació de las búsquedas en internet y su ligazón a la publicidad online. Las cifras están ahí. ComScore le atribuye una cuota del 66,3% en el mercado de búsquedas de EE UU, porcentaje que Hitwise sube al 72%. Este poderío ha abierto a la compañía el camino a otros negocios, en los que ya ha sido capaz de romper el status quo. Quizá el ejemplo más claro es el móvil, donde su Android ha absorbido ya el 25% del mercado de sistemas operativos para smartphones, según Gartner, para dolor de Nokia, RIM, Apple, Microsoft... Con la compañía de Bill Gates, la guerra es casi total por la irrupción de Google en actividades como los navegadores, los sistemas operativos y los programas ofimáticos, hasta ahora el corazón del negocio de Microsoft. Chrome, Chrome OS y Google Docs son ya una amenaza para Explorer, Windows y Office, respectivamente.
Pero la lista de agraviados por Google no ha dejado de crecer en los últimos tiempos a medida que el buscador ha ido entrando en nuevos negocios. Así, su Google TV, una plataforma con la que pretende hacerse fuerte en el mundo audiovisual al unir la televisión con internet, ha encontrado ya el rechazo de grandes grupos de comunicación. Viacom, la CBS, la Fox de News Corp, la ABC de Walt Disney y la NBC de Comcast han dicho no al proyecto.
Las empresas agraviadas por el buscador crecen según amplía éste sus negocios
Precisamente, Google ha mantenido durante mucho tiempo una pugna con Rupert Murdoch a propósito de la inclusión de las noticias de sus periódicos en Google News, el servicio de noticias del gigante de internet. Por momentos, la disputa fue tan dura que el magnate llegó a decir que estaba dispuesto a retirar los contenidos de News Corp del buscador. También en Francia, los editores de periódicos acusaron a Google de tener un modelo de negocio "depredador" y de ser el "peor enemigo" de la prensa. En el país se analizó la creación de la llamada tasa Google sobre los ingresos generados por los anuncios en internet para remunerar a los diarios.
En una línea similar, Google mantuvo un litigio con la prensa belga y llegó a perder un juicio con Copiepresse, la entidad encargada de gestionar los derechos de autor de los medios del país. En la sentencia, el tribunal ordenó al buscador que dejase de reproducir las noticias de los periódicos. Google ha tratado de buscar un acercamiento a los medios con la concesión de ayudas a organizaciones periodísticas sin ánimo de lucro, o con el diseño de tecnologías para facilitar el pago por internet.
En su expansión, Google también ha chocado con las operadoras de telecomunicaciones a propósito del uso de las redes. Probablemente, el punto más caliente del debate vino cuando el presidente de Telefónica, César Alierta, acusó a los buscadores de internet de lucrarse a costa de las telecos y avanzó que acabarían teniendo que pagar por ello. El consejero delegado de Google, Eric Schmidt, debió ver con preocupación el asunto porque, pocos días después, defendió las buenas relaciones con las operadoras y pidió un trabajo conjunto para buscar fórmulas para compartir ingresos.
También Google ha chocado con usuarios y gobiernos a propósito del polémico caso Street View. Y es que los vehículos del buscador que hicieron los millones de fotografías para configurar este servicio también grabaron datos confidenciales de los usuarios de internet a través de sus redes wifi. ¿Qué ha sucedido? Pues la aparición de una oleada de denuncias ante los tribunales de parte de autoridades, asociaciones de consumidores y grupos defensores de la privacidad, que se ha extendido por multitud de países, incluida España.
En estas circunstancias, son muchas voces las que advierten de la agresividad de Google en sus estrategias de expansión. Unas políticas que le han llevado, incluso, a romper con socios. El ejemplo más claro es el de Apple. Durante mucho tiempo, Schmidt estuvo en el consejo de la empresa de la manzana junto a Steve Jobs. Las relaciones eran muy cercanas hasta que Google entró en el móvil y Android pasó a ser rival del iPhone.