La conciliación gana puestos

La conciliación entre vida profesional y laboral y la igualdad profesional entre hombres y mujeres han experimentado notables avances en España. Salvo que esté dispuesta a asumir un alto coste social, ninguna empresa se atreverá hoy a poner dificultades a la conciliación o a establecer criterios salariales discriminatorios. Con las inevitables excepciones, eso ocurre en las grandes empresas. En las pymes queda recorrido por hacer. Pero son avances que indican que el testigo debe empezar a pasar de las empresas que ya han hecho sus deberes a nivel institucional a los propios trabajadores, mujeres u hombres, es decir, a la sociedad. Los planes están hechos, las políticas existen, pero subyacen barreras invisibles que no dependen de las empresas, sino de las personas: las que existen en casa, las que existen con los compañeros y las que los propios trabajadores, mujeres u hombres, se ponen a sí mismos. Un equilibrio satisfactorio entre vida profesional y familiar es algo que atañe a todos. Es necesario un cambio más allá de las empresas, un cambio cultural en la sociedad. El gran reto es aprender a gestionar los horarios y no confundir presencia con eficiencia. La crisis puede haber colocado en algún caso la conciliación en segundo plano, pero este es un campo en el que cuando das un paso adelante no hay marcha atrás.