La angustia de Hamlet en la periferia
El príncipe danés de Shakespeare transmite angustia, dudas, tristeza y enfado para crear un complejo personaje, que uno asimilaría en sus actitudes a la angustia de no pocos dirigentes de los denominados "periféricos europeos". Grecia ha demandado un rescate equivalente a 110.000 millones. El 9 de mayo supuso para España asumir unas directrices (¿exigencias no negociables?) en términos de política económica. Irlanda se enfrenta a sus socios europeos y al FMI con la certeza de que su sistema financiero necesita apoyo (lean dinero) y a Portugal se le exigen más medidas. Los planes de consolidación fiscal, las reformas estructurales, la necesidad de medidas que cambien el actual modelo productivo son elementos que conducen, ex ante, a una situación de más estabilidad. Pero necesitan tiempo. Y si algo no tienen los mercados es paciencia.
Si el mercado encuentra mensajes que aticen el fuego, éste se vuelve incontrolable. El mantra alemán: "que no paguen los contribuyentes el 100% de un rescate; que esta carga la compartan los titulares de los bonos", loable o no, es inoportuno, ya que ha sido catalizador de la "reedición" de la Tormenta Periférica. Ha traído un euro más débil -que favorece a Alemania- una huida hacia la calidad -que hace que Alemania pueda emitir más barato- y disensiones internas dentro del proyecto europeo.
El mantra alemán se ha retirado oportunamente, pero los mercados no sueltan la presa. La debilidad estructural de los periféricos podrá dar lugar a reediciones de la actual volatilidad. Debería ser un fenómeno de intensidad y frecuencias decrecientes que, cada vez que aparezca, traerá debilidad del euro y angustia hamletiana a nuestro país. Ahora bien, si cede, quien perderá será el dólar, cuyos tipos siguen en un virtual 0%. Tiene todo el aspecto de ser una divisa de financiación para el plazo visible. La casi monetización de la deuda permitirá que se emplee el valor del dólar para financiar entradas en otros mercados. Y estos juegos tienen efectos colaterales no deseados. Muchos dólares para invertir en mercados estrechos. Otra forma de adicción a lo barato. Otra forma de crear riesgos a vigilar.
Juan Luis García Alejo. Director general de Inversis Gestión