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Tribuna
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Tarragona 2017 y el mecenazgo empresarial

Hace pocas semanas la ciudad de Tarragona fue noticia por acoger la visita de la Comisión Evaluadora Internacional de los Juegos Mediterráneos 2017, cuyos criterios serán tenidos en cuenta por el Comité Internacional que deberá adjudicar los Juegos a lo largo del primer semestre de 2011. La ciudad de Tarragona es la apuesta de España para organizar unos Juegos que recogen el testigo de Almería 2005, Barcelona 1955 y -en cierto modo- de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.

Los Juegos Mediterráneos de 2017 ya están suponiendo un proyecto ilusionante para el conjunto de los ciudadanos de Tarragona, pero, de resultar ganadora la candidatura española frente a las de Croacia, Turquía, Egipto y Libia, el impacto económico sobre la ciudad y el conjunto de la provincia supondrá un empuje de prosperidad que podemos evaluar en más de mil millones de euros entre los años 2011 a 2017.

Esta inyección de recursos tendrá su plasmación en los equipamientos deportivos -por descontado-, pero también en cuantiosas inversiones en infraestructuras de todo tipo, atracción de capital privado y explotación del evento a nivel turístico.

Hasta el momento, la entidad Tarragona 2017, creada en enero de 2008, ha venido gestionando las distintas etapas del proyecto, gracias fundamentalmente a la aportación desinteresada -subrayo lo de desinteresada- de empresas privadas, que han comprometido más de tres millones y medio de euros hasta el momento, lo que supone el 90% de las aportaciones totales hasta octubre de 2010.

Y esta es la gran novedad, al margen de los méritos estrictamente deportivos, que estamos aportando los gestores de la entidad Tarragona 2017, empeñados en que la iniciativa privada -que va a tener importantes retornos si la ciudad resulta elegida- asuma el papel protagonista en la financiación del proyecto.

Sin que conozcamos precedentes, siquiera parecidos, de ninguna otra ciudad candidata a unos Juegos Mediterráneos en toda la historia de esta competición, podemos congratularnos de que 60 empresas -distribuidas en cuatro niveles de aportación denominados clubes- hayan desembolsado esos más de tres millones y medio de euros mencionados anteriormente.

Las distintas Administraciones que dan soporte institucional a la candidatura han aplaudido la fórmula de financiación adoptada, independientemente del color político; y se comprende bien, dado que la aportación de dinero público sumará un total de 1.700.000 euros hasta junio de 2011, fecha en la que se decide la sede organizadora.

Al ser Tarragona una de las ciudades que pugnan por organizar los Juegos Mediterráneos de 2017, es decir ciudad candidata, las empresas donantes no pueden recibir incentivos fiscales. Comparten con la entidad Tarragona 2017 la fe en un proyecto ganador, pero tendrán que esperar a la elección de la ciudad como sede de los Juegos para acogerse a los beneficios fiscales que estableció el Consejo de Ministros en su acuerdo de 22 de abril de 2010, junto a otros aspectos contemplados en el mismo acuerdo para el apoyo al proyecto de Tarragona.

Tengo que destacar por último que el mérito del empresariado que apoya nuestra candidatura es mayor si tenemos en cuenta la difícil coyuntura económica a la que han tenido que enfrentarse, de modo que su apoyo incondicional solo puede explicarse porque comparten el optimismo de las fuerzas vivas y los ciudadanos tarraconenses en un futuro de oportunidades dado el potencial enorme de Tarragona y su demarcación, al que habría que sumar la ansiada celebración de los Juegos Mediterráneos en 2017.

Mario Rigau. Presidente ejecutivo de la candidatura Tarragona 2017 a los Juegos Mediterráneos

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